Velosolex, ciclomotor futurista

Creado: Dom, 11/09/2011 - 10:14
Créditos
Willy Hierro Allen
Velosolex, ciclomotor futurista

Los que hemos visto o montado alguna vez un Velosolex, quedarán ”pillados“ al ver este novedoso e insólito modelo que, sin dudas, despierta admiración. Y tras el desconcierto, viene el análisis de un original y antiquísimo ciclomotor de origen francés, el cual ganó fama durante el tercer cuarto del siglo XX.

El primer Velosolex con que tuve contacto, fue a fines de la década del 50 del siglo pasado: una pesada bicicleta reforzada con un motorcito delantero que se accionaba manualmente por medio de una palanca, fácil de conducir e increíblemente divertido de montar. Luego, en los 60, en pleno auge del ciclomotor, mi amigo Marcelino se casó con una francesa quien trajo a Cuba un ”moderno“ Velosolex ”igualito al que había montado antes“.

De diseño único, Velosolex atemperó siempre sus ciclomotores sin perder la idea original de la bicicleta clásica con motor tractivo a la rueda delantera. Y este no ha cambiado, solo que el tema de las llantas llama la atención: sin cubos de rueda, sin ejes ni radios, el caballo sin los tradicionales ”tenedores“ delantero y trasero, algo realmente novedoso y que, explicado sin una foto para verlo, parecería imposible.

Pero no, es posible. Dos ruedas metálicas fijas (una a cada lado de la llanta) permiten rodar a la llanta original entre ellas, que gira guiada por pequeñas ruedas plásticas. La tracción la ofrece el motor de combustión interna, a través de su clásico rodillo sobre la goma o neumático, que se acciona por medio de la palanca de siempre a la izquierda del motor, que luce mucho más compacto y potente, aun manteniendo sus 49 cc.

El combustible en tanque acoplado a la derecha del motor, el cual sube al carburador impulsado por una pequeña bomba de gasolina colocada en el mismo tanque, que acciona el motor al funcionar. El silencioso debajo, a la derecha, redondo. Los mandos en el timón: acelerador y frenos, así como una chaveta que sirve para enriquecer la mezcla del carburador, al arrancar en frío. Han desaparecido los pedales.

Los frenos de pinzas, debajo del motor los delanteros y detrás del asiento los traseros. Visto y descrito así, parece simple; sin embargo ¡cómo no se le había ocurrido a nadie en los más de 120 años de vida de la bicicleta motorizada! Ni en los 65 de Velosolex, tampoco. Lo cierto es que se han estremecido las raíces de la motocicleta con este Velosolex. ¿No le parece a usted?

Créditos
Willy Hierro Allen