Aerocar, el avión terrestre argentino

Creado: Mié, 09/10/2019 - 16:01
Créditos
Willy Hierro Allen
AeroCar Argentino

En 1955, el llamado avión terrestre argentino, el Aerocar, llamó la atención de la automotriz norteamericana Chrysler, pero… entérate de la historia.

 

Bien visto, el Aerocar nace de un automóvil convencional, con la llamativa novedad de la hélice que lo impulsa hasta los 160 km/h. Este fenómeno de invención causó revuelo en el mundo automotor de los 50, porque todos los inventos de post guerra podrían abrir el camino de la recuperación de la economía y la sociedad.

 

Prototipo del Aerocar, durante las pruebas
Prototipo del Aerocar, durante las pruebas

 

Fue creado en Córdoba, ciudad de la región central de Argentina a orillas del río Suquía, por Eugenio Grosovich y Gianfranco Bricci. Construido en 1953, fue presentado en Buenos Aires, la capital, en octubre de 1954. Se cuenta que cuando rodó por las calles porteñas, hizo volar sombreros de curiosos y levantó faldas de curiosas.

 

El periodista, escritor e investigador argentino, Federico Kirbus, pudo probarlo en la presentación que se hizo en Buenos Aires y lo reseño así: “Sin dudas el vehículo más exótico en el que viajé, fue el Aerocar. Al bajar por Sarmiento, levitaban fungis, ranchos y polleras…”. Pero Kirbus no fue el único que escribió sobre el Aerocar.

 

La revista estadounidense Mechanix Illustrated publicó un artículo sobre este prototipo ideado, diseñado y construido en Argentina. Esta era una revista (especie de guía) dedicada a la fabricación y reparación artesanal casera, que existió entre 1928 y 2001. En su edición de octubre de 1955, un año después de presentarse el Autocar, publicó un reportaje titulado Car with prop, con ilustraciones.   

 

el Sedan Justicialista, de factura argentina
El Sedan Justicialista, de factura argentina

 

Decía Mechanix Illustrated: “El Aerocar argentino puede viajar a 100 millas por hora (160 km/h) y está siendo considerado para su producción masiva en los Estados Unidos”. Lo describía como “un excéntrico prototipo de automóvil impulsado por una hélice de avión”. Ese fue el “momento de gloria” del Aerocar y sus creadores.

 

Lo único que diferenciaba al Aerocar de un auto normal era la hélice que tenía en su parte trasera. El chasis se construyó con largueros laterales de 1,6 milímetros unidos por travesaños soldados. Colocaron encima una carrocería de Sedán Justicialista, que modificaron para hacerla un tanto más aerodinámica, y se pintó de rojo terracota.

 

El motor, colocado longitudinalmente, era de un Chevrolet de 6 cilindros en línea, con 90 HP, enfriado por aire. Las hélices, fundidas en aluminio y magnesio, tenían paso de 9 grados y medían 1,75 metros. A diferencia de otros prototipos, que ponían las hélices delante (como los aviones), para tirar, el Aerocar empujaba desde atrás.

 

 AEROCAR, ya terminado, en su presentación
 AEROCAR, ya terminado, en su presentación. (En Portada)

 

Tenía suspensiones independientes, de suave rodar, pero muy ruidoso. Al doblar lo hacía bien, sin embargo, su aceleración al partir era lenta y hasta alcanzar 60 km/h no había buen desempeño. Habría sido muy compleja su adaptación al tráfico, particularmente al urbano. Porque en carretera, a más de 60 km/h, ¡era una flecha!

 

El sueño del Aerocar de Eugenio Grosovich y Gianfranco Bricci murió junto al interés de la automotriz Chrysler, que no vio viable el auto con el ventilador gigante en la cola. Dos años después, el invento fue a parar a un taller, donde sin hélice ni posible utilidad, terminó convertido en chatarra. Triste fin del curioso “avión terrestre argentino”.   

Créditos
Willy Hierro Allen

Sobre el autor

Periodista, licenciado en la Universidad de La Habana, hace periodismo desde 1971. Dirige publicaciones especializadas. Escribe sobre transporte terrestre, aéreo y marítimo y trata temas de cultura y turismo. Ha escrito para radio, televisión y prensa plana. Premiado en concursos y coautor de libros. Fue corredor de motocicletas en los años 60 y conoce de mecánica.