El Gran Premio de Austria rompió pronósticos: Max Verstappen colocó a Honda en lo más alto del podio de Fórmula 1 (F-1), que no ocurría desde Hungría 2006.
Parece que el piloto neerlandés es el único en los últimos años capaz de romper la monotonía de Ferrari y Mercedes en F-1, como quedó demostrado este fin de semana en una polémica carrera que le devolvió a Honda la victoria en una Gran Premio.
Para muchos expertos, la unión de Honda y Red Bull aun no resulta una baza ganadora, sin embargo, con Max Verstappen de por medio, todo es posible y así quedó demostrado cuando llegó de primero pese a haber tenido una pésima salida.
Verstappen no tenía buenas cartas en la mano: la escudería campeona del pasado año (Mercedes) y la italiana que más veces ha obtenido campeonatos (Ferrari) se habían mostrado más rápidos durante los entrenamientos libres y la clasificación.
Además, la salida fue desastrosa y ya en Red Bull se despedían de podio. No obstante, el piloto esperó su momento y tiró al máximo, adelantó por el camino a Sebastian Vettel, Valtteri Bottas y Charles Leclerc hasta llevarse una victoria agónica en las últimas vueltas del que ha sido uno de los finales de carrera más intensos de los últimos años.
El neerlandés consiguió así no solo sostener a Red Bull, sino que ha conseguido lo que parecía totalmente imposible, regresar a Honda al podio y otorgarle una victoria en esta Fórmula 1 híbrida.
La última carrera ganada por un monoplaza de la casa japonesa se remontaba al Gran Premio de Hungría de 2006, recordado por muchos por unas primeras vueltas excepcionales de Fernando Alonso arruinadas por el apodado ‘tuercas’ de Renault y, sobre todo, porque fue el mejor resultado de Pedro de la Rosa en Fórmula 1.
Fotos de: racefans.net
