Esquinas famosas o conocidas de La Habana

Creado: Dom, 22/07/2018 - 14:54
Autor: Leonel Nodal
Paseo del Prado

Las esquinas, ese punto donde se cruzan dos calles, dejan de ser un hecho común del tránsito urbano cuando alcanzan fama y hasta relevancia, al punto de convertirse en referencia obligada de un hecho histórico, punto de encuentros personales o para  iniciar un paseo en esta legendaria Habana.

Sin pretensiones de establecer un escalafón de mayor nivel o importancia, ante la pregunta de cuáles son las cinco esquinas más conocidas de la capital cubana, me atrevo a iniciar la lista con Prado y Neptuno, a la que dio popularidad mundial el famosísimo cha-cha-chá La Engañadora.

Su simple mención evoca toda una época de la música cubana, que nos puede llevar a hablar de Enrique Jorrín, el creador de ese ritmo que renovó el placer de bailar en pareja en la década de los 50.

En particular el Caribe y Latinoamérica, pero también Estados Unidos, se apasionaron por los pasillos del cha-cha-chá, que de la radio pasó al cine, salas de fiesta y cabarets, en voces como la de Nat King Cole, que en el apogeo de su carrera lanzó desde Tropicana su versión de El Bodeguero, de Richard Egües, en tanto  el puertorriqueño Miguel Hernández, alborotaba el continente con su avasalladora Cachita.

L y 23

La edificación, a finales de la década del 50, del monumental Hotel Habana Hilton, el más alto de América Latina en aquella época, transformó la esquina de L y 23, frente al cine Radiocentro, en el punto de encuentro más visible de la ciudad.

La decisión de Fidel Castro de pernoctar por algunas semanas en el céntrico hotel del Vedado, a raíz de su entrada triunfal en La Habana al frente de la Caravana de la Libertad, en enero de 1959, quedó inscrita como imborrable historia del hoy Hotel Habana Libre, que ahora comparte L y 23 con la siempre concurrida heladería Coppelia. Por lo demás, esa esquina marca el inicio de La Rampa, el famoso tramo de la calle 23 en su descenso hasta el Malecón.

23 y M

En los años recientes, el encuentro de 23 y M, donde radican los estudios de un popular programa de televisión sabatino, le permitieron a su animadora popularizar en toda Cuba la frase ¿Dónde si no? en alusión a la exclusividad de su espectáculo.

A decir verdad, a mi juicio, la céntrica avenida de doble vía que atraviesa el Vedado, tiene otra esquina imprescindible en un recorrido que pretenda contar al visitante foráneo uno de los hitos históricos más trascendentes de la ciudad y el país: 23 y 12.

Allí, a un centenar de metros de la puerta de entrada al Cementerio de Colón, incluido hoy en los recorridos de visitantes por su riqueza arquitectónica, Fidel Castro proclamó el carácter socialista de la Revolución Cubana, en los funerales de las víctimas de los bombardeos aéreos que precedieron la fracasada Invasión de Playa Girón (o Bahía de Cochinos), ordenada por el presidente de Estados Unidos John Kennedy, en abril de 1961, un hecho que marcó un giro definitorio en la vida y el futuro de la Nación. Una valla colocada en su techo rememora el acontecimiento.

Hasta entonces, 23 y 12 era la popular esquina de La Pelota, una cafetería que se distinguía por su oferta de chocolate con churros, que infundía energía en la temporada invernal a las polémicas entre vecinos del barrio fanáticos de los equipos que intervenían en los campeonatos de béisbol. Hoy la esquina alberga al frente la famosa pizzería Cineccittá, contigua al edificio del Instituto de Arte e Industria Cinematográficos.

Infanta y San Lazaro

He mencionado cuatro esquinas famosas y por mi cuenta pudiera enumerar algunas más, conocidas, curiosas, pero tal vez una más se compara con las anteriores: Infanta y San Lázaro, en los límites entre el Vedado y Centrohabana.

Hasta allí llegaban las manifestaciones de los universitarios habaneros contra los abusos y arbitrariedades de gobiernos de turno a lo largo de la época republicana; se apostaban los efectivos policiales antes de emprender la represión de las protestas.

Hoy uno de los cuatro ángulos de la intersección marca un parque erigido en memoria de los mártires de aquellas lides; al frente, funciona la librería Alma Mater, donde décadas atrás se encontraba un comercio de lámparas; dos nuevas instalaciones gastronómicas ocupan los otros dos ángulos. Por ahí merodeó en sus últimos años de vida el célebre Caballero de París.

Otros puntos de la geografía habanera nos llevarían a curiosas historias y leyendas. Basta mencionar la Esquina de Toyo, que fuera templo habanero del pan; Galiano y San Rafael, en otros tiempos llamada la esquina del pecado; 5ta y 42, marcada por La Copa, en Miramar, más tarde conocida como la dirección de la primera diplotienda. Y ¿por qué no? hasta 11 y 24 conoció días de fama como refugio de amantes sin techo propio o de amores prohibidos.

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Sobre el autor

Corresponsal y periodista de Prensa Latina.