Si de innovaciones tecnológicas se trata el sector del transporte ha aportado a lo largo de la historia verdaderas joyas, no solo con un excelente valor creativo, sino también funcional, pero indudablemente la esfera marítima se encuentra entre una de las que más novedosos proyectos presenta.
Tal es el caso del taxi acuático y eléctrico Sea bubble (Burbuja de mar) que –como se pronosticó desde el mes de agosto del año pasado– comienza a funcionar por estas fechas como medio de transporte en la capital de Francia.
La travesía de la embarcación plantea utilizar el río Sena como alternativa para atravesar la ciudad y contribuir a la fluidez de la transportación de personas en París.
La Burbuja de mar –ahora ya con varios ejemplares en la ciudad francesa– fue idea de Alain Thébault (marino francés reconocido por ser el piloto del hidroplano que conserva el récord de velocidad de navegación desde 2009), construido con materiales biodegradables, cuenta con la capacidad para trasladar a cinco personas más el piloto, con una autonomía de 80 a 100 km recorridos; supera los 12 km/h y navega sobre unos patines que son impulsados por dos motores eléctricos.
Este peculiar taxi acuático-eléctrico, según expuso Thébault, ha logrado que unas cinco ciudades en el mundo valoren la idea de que la Burbuja de mar se incluya dentro de sus sistemas de transporte público.
El funcionamiento de la Burbuja de mar, un proyecto que en sus albores recaudó más de 4 millones de dólares para su puesta en marcha, constituye la afirmación de que en términos de inventiva la esfera marítima no deja de sorprendernos.
