Con la nueva planta de Solihull, Rover comenzó la producción del Land Rover -como vimos en este boletín hace poco- y con ello un camino de exito que no se ha detenido y que tuvo su continuidad en el Defender.
El Defender ha extendido la vitalidad de Rover en el sector de los todo terreno de forma que lo que empezó siendo un boceto en la arena se ha convertido en uno de los 4x4 más emblemáticos del mundo, considerado como uno de los vehículos más versátiles del mercado, capaz de llevar a sus ocupantes a lugares donde otros vehículos no pueden llegar.
Ha sido el Defender un relevo brillante, que en 2015 logró un hito histórico al venderse la unidad 2.000.000 por la suma récord de 400.000 libras; una cifra muy diferente al precio de venta de 450 libras del primer Land Rover en el Salón del Automóvil de Ámsterdam, en 1948.
Luego de producirse durante decadas como Land Rover, de las Series I, II y III, sería en 1990, cuando el modelo pasa a llamarse Defender. Para entonces, Land Rover vendía el Range Rover y el Discovery, que acababan de salir al mercado, y decidió “bautizar” su iconico modelo y otorgarle un nombre propio, en lugar de la distancia entre ejes y el número de la serie para identifcarlo.
El Defender llego al mercado en 1990 y, aunque no seria un vehículo diseñado desde cero, sí tendría importantes mejoras. La más significativa en la suspensión, base filosófica del modelo. Para el nuevo Defender, Rover emplearía muelles espirales delante y detrás por primera vez, dejando a un lado las ballestas que hasta entonces utilizó, excepto en las versiones de mayor capacidad de paso.
El otro cambio importante sería en la transmisión, ahora contando con un diferencial de bloqueo que otorgaba capacidad 4x4 de forma permanente al vehículo. Ambos cambios eran provenientes del Range Rover.
Otro aspecto que se mejoró considerablemente fue el interior, el cual fue modernizado y mejorado en materiales. Los motores no se tocaron y fueron utilizados los provenientes de la Serie III, pero poco a poco llegaron nuevas plantas que elevarían las prestaciones.
La resilencia del Defender es uno de los casos más singulares del automovilismo. Solo sería en 2020 que llegaría una nueva generación del Defender, que para ese entonces ocupaba el puesto 16 entre los modelos más longevos de una sola generación en la historia.
