Quizá tomó más tiempo del esperado, pero valió la pena, porque al estrenar por fin un motor diesel el nuevo Seat Ibiza se muestra tan coqueto y jovial como en sus tradicionales variantes de gasolina.
Para ofrecer esta nueva opción el fabricante español se ha servido de un único bloque TDI de 1.6 litros con tres niveles escalonados de potencia: 80, 95 y 115 CV, acoplados en todos los casos a una transmisión manual, salvo la versión intermedia que brinda como alternativa el cambio de doble embrague DSG.
Y el resultado, hay que decirlo, no está nada mal si se mira la frugalidad de sus consumos, con cifras ligeramente por debajo de los 3.9 l/100 km.
En esto último influye decididamente la plataforma MQB A0 que estrenó el Ibiza, la cual le ha permitido aumentar su rigidez, sin penalizar el peso total, amén aprovecharse de un nutrido arsenal tecnológico para mejorar en todos los apartados.
El utilitario ibérico no solo se muestra ágil, sino que goza de un notable confort de manejo, más cercano del segmento C que del B, gracias a la docilidad de su dirección y a la buena respuesta del propulsor diésel, cuya variante de 115 caballos brinda también un par de 250 Nm.
De ese modo, no sería fortuito que en un futuro la marca decida elevar la cuota diésel del Ibiza, prevista en principio para representar apenas el 20 por ciento de sus pedidos, conjuntamente con la versión TGI (alimentada por gas natural) que saldrá a la venta el primer mes de 2018.
