No solo comenzó operaciones con anterioridad a la Metrópoli española; solo 12 años después del FF.CC público Inglés y fue, después de los EE.UU, el segundo en el Continente americano y el primero en Latinoamérica.
En 1826, en plena época colonial, asume el cargo de Intendente General de Hacienda el habanero Claudio Martínez de Pinillos, Conde de Villanueva. El desempeño de la economía de la Isla durante su mandato y los beneficios que ello acarreó a España, le valen el respaldo a su política en el cargo que ejerció durante 25 años, durante los cuales enfrentó al poderoso Capitán General de la Isla, Miguel Tacón, opuesto a su gestión y finalmente derrotado en la realización de lo que sería el primer Ferrocarril de América Latina, que comenzó operaciones el 13 de Noviembre de 1937.
La llamada Real Junta de Fomento, fue la comisionada para financiar la obra (dos millones de pesos con la Banca Inglesa) y la Constructora del Proyecto, presidida por el Norteamericano Alfred Kruger, al cual se subordinaron los Ingenieros y Capataces de la construcción, también Norteamericanos. Es curioso el hecho de que los intereses de ambos Países estuvieron de acuerdo en el comienzo de la era ferroviaria en Cuba; aunque posteriormente la competencia entre Compañías de EE.UU y el Reino Unido resultó notoria en esta actividad, que también incluyó el transporte urbano.
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A fines de 1839, el Ferrocarril habanero alcanzaba el valle de Güines, vinculando esta región de gran peso agrícola y azucarero con la Capital y su importante puerto; centro del comercio de la Isla con la Metrópoli. En paralelo, se desarrollaban en Occidente y Centro (Matanzas, Cárdenas, Cienfuegos, Caibarién y Sagua la Grande) grandes plantaciones que requerían del Ferrocarril como medio idóneo para sus grandes volúmenes de azúcares y mieles a exportar.
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En 1842, la línea Habana-Güines se llevó a subasta pública, adjudicándose a la Compañía Caminos de Hierro de La Habana. En Diciembre, la Compañía puso en funcionamiento un ramal entre San Felipe y Batabanó, conectando así la Habana con este puerto de la costa sur; en ese entonces de importancia vital para la comunicación marítima entre el oriente y occidente de la Isla. Posteriormente se fueron añadiendo nuevas extensiones y en un período de 15 años se construyeron alrededor de 100 km. de vías férreas.
La red se extendió hacia el Oeste hasta San Antonio de los Baños (diciembre de 1844) y Guanajay (1849), y hacia al Este hasta Unión de Reyes (1848). Entroncaba así con el Ferrocarril de Matanzas y hacía posible por primera vez la comunicación ferroviaria entre ambas ciudades, aunque dando un largo rodeo por el Sur. La conexión con Matanzas mejoraría años después con la construcción de un ramal directo entre Güines y esa ciudad en 1861. En paralelo, surgieron nuevas líneas y destinos, comenzando con el FF.CC. de Cárdenas a Jovellanos en 1840, extendido a Navajas en 1849, a Colón en 1851 y a Los Arabos, un año más tarde.
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En 1853, se une el Ferrocarril de Matanzas con el de Júcaro, que conectaba Cárdenas con distintas localidades al Sur de la Provincia. En 1888 alcanzaba Yaguaramas, en el Suroeste de Las Villas. La creación de nuevas líneas se mantiene en el Occidente del País; a ello contribuye el hecho de que el puerto dela Habana es el designado por la Corona Española para la partida de los convoyes que transportan las mercancías de las Américas hacia la Metrópoli.
A fines del siglo XIX, la lucha Anticolonial de los cubanos frente a España, cambia el panorama en la Isla. El 10 de Diciembre de 1898, mediante los Acuerdos de París, se firmaba el tratado que lleva su nombre y da fin a la Guerra Cubano-Hispano-Americana. En esos momentos se funda en Londres, presidida por J.H.Schroeder la compañía inglesa United Railways of Havana & Regla Warehouses, conocida como los Unidos; que con un Capital de $16,823,195 sería en su momento, la mayor Compañía de Cuba; cubriendo desde Guane hasta la ciudad de Santa Clara con sus casi 2,000 km. de vías .(Continuará)
