El Museo del Ferrocarril de Cuba, guardián de una colección de antiguas locomotoras en desuso y otras, fue inaugurado por los 500 años de La Habana.
Cuba ha tenido privilegios únicos en el mundo, incluso, relacionados con el ferrocarril: fue el primer país de los dominios de España en tener línea férrea, el segundo de América y el séptimo en el planeta, mucho antes de que el moderno ingenio circula por España. El hecho ocurrió en el siglo XIX y, según recoge la prensa de la época, en la construcción de las obras se gastó un total de 2 005 468 pesos fuertes con seis reales y medio.
Te puede interesar: Del primer tren iberoamericano y otras curiosidades ferroviarias.
El primer tramo ferroviario real se edificó entre La Habana y Bejucal. Cubría una distancia de 27 kilómetros, se concluyó y quedo inaugurado el 19 de noviembre de 1837. Sin embargo, el primer tren que se deslizó por las paralelas de hierro salió del Taller de Ciénaga —sede del ferrocarril colonial de la Mayor de las Antillas—, en un viaje de prueba hasta Bejucal, seis días antes.
Precisamente, parte de esta historia se puede descubrir en el recién inaugurado Museo del Ferrocarril de Cuba, el guardián de una colección de antiguas locomotoras de vapor en desuso y un regalo por el aniversario 500 de La Habana. La instalación —que ahora sirve de sede a este interesante museo—, es la única sobreviviente de las tres grandes estaciones ferroviarias que existieron en La Habana en el siglo XIX.
Ahora como parte de su objeto social, el Museo cuenta con tecnología moderna y con una sala científico-técnica para consulta y lectura, un área destinada al ferromodelismo, entre otras novedades. De lo más llamativo resulta un área representativa del centro de operaciones de un jefe de estación, a la usanza de comienzos del siglo XX, con su telégrafo, teléfono y su pesa.
Manténgase con nosotros, en futuros trabajos ampliaremos sobre el Museo y su colección de trenes famosos en Cuba.
Fotos: Yaciel López