Varios son los barcos que se han quedado varados en todo el mundo desde que se agravó la situación por la pandemia. En el caso de los cruceros y el coronavirus, han sido verdaderas odiseas.
A pesar de que el periplo del MS Braemar llegó a buen término en las costas cubanas, como relatamos en un espacio anterior, el caso de este crucero no es único, pues varias embarcaciones de ocio de grandes dimensiones fueron sorprendidas en alta mar por la pandemia de COVID-19.
A día 19 de marzo del presente año, se encontraba una docena de grandes cruceros en busca de puerto que permitiera el desembarco de sus pasajeros y tripulantes, ante el cierre de fronteras, puertos y aeropuertos, decretado en la mayoría de los Estados alrededor del globo como medidas ante la situación de expansión de la pandemia.
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Entre ellos se encontraban el buque Zaandam de Holland America, compañía propiedad de Carnival, el buque no se encuentra en cuarentena ni ha reportado casos o sospechosos de la temida nueva enfermedad; el MS Roald Amundsen de Hurtigruten, con 350 pasajeros ninguno sospechoso o en cuarentena por COVID-19; el Norwegian Jewel que salió de Sidney para realizar un periplo por la Polinesia Francesa y al que se le ha denegado tomar puerto, dirigiéndose a Honolulu según reporto el portal CERODOSBE.
Otros casos más complejos los presentaron el Silver Shadow y el Silver Explorer propiedad de la empresa Royal Caribbean, pues ambos han desembarcado pasajeros que han dado positivo; estos dos cruceros se le suman al Azmara Pursuit y al Celebrity Eclipse que buscan soluciones con las autoridades sanitarias de varios países para determinar los mejores pasos a seguir para la evacuación de los pasajeros.
La Odisea particular de los barcos de Costa Cruceros
EL Costa Luminosa perteneciente a la compañía Costa Cruceros protagonizó una verdadera odisea luego de que en el Caribe desembarcaran a tres personas infectadas de COVID-19; luego en Tenerife desembarcaron a tres más con sintomatología asociada al coronavirus dirigiéndose hacia el Mediterráneo, donde luego de varias negociaciones con las autoridades sanitarias francesas se procedió al desembarco de un número de huéspedes franceses y de otras nacionalidades que serán transportados mediante vuelos organizados por la propia compañía mediante un cordón sanitario de aislamiento, continuando rumbo a Italia para desembarcar a los restantes huéspedes.
Los alrededor de 1 800 pasajeros del Costa Deliciosa, según reportó El País, vieron como su viaje se frustraba en un punto entre Australia y Madagascar y la mayoría quiere evitar llegar al último destino, programado para el 26 de abril en Venecia, pues se encuentra en el epicentro de la pandemia en Europa.
La Compañía dueña del buque aseguró según el citado diario español que el único itinerario viable actualmente es hacer paradas técnicas siempre que esté permitido. Según aseguró uno de sus huéspedes, el capitán se comunica todos los días con el pasaje y la tripulación, que comprende 899 personas más, y la situación es preocupante pues la media de edad de los cruceristas asciende a 70 años.
Solo resta esperar a que entre las compañías de cruceros y las autoridades sanitarias de los Estados prime la solidaridad y la protección de las vidas humanas y que las particulares odiseas de todos los barcos sin puerto culminen satisfactoriamente como la del MS Braemar.