La moto rata, un sueño

Creado: Vie, 28/06/2019 - 14:01
Créditos
David M. Ravelo Rodiles
La moto rata

Una crónica de primera mano sobre lo “no común”: la moto rata, una BSA del año 1948 a la cual su dueño ha posicionado entre los filosófico y lo artístico.

Lazarito, el mecánico, y Alex AAA me invitaron al Salón Excelencias del Motor. Esos dos amigos me descargan un montón. Llegué con mi moto rata. Tú vas para allá dentro y parquéate en el centro del Salón –me dijeron los organizadores.

Me fue difícil llegar, todos rodeaban mi moto rata. Apenas podía caminar, pero sí que la aceleraba para que sonara lindo. Te robaste el show –me decían.

Una crónica de primera mano sobre lo “no común”: la moto rata, una BSA del año 1948 a la cual su dueño ha posicionado entre los filosófico y lo artístico.

Un par de acelerones más, es parte del show que me había robado y después dejarla un rato machacando en baja, un poquito de alarde no viene mal. La pata lateral y el ancla.

La moto rata es un sueño hecho realidad, es despojo total con materia de lo material. No es más que adornar nuestra moto con desechos, cosas inservibles y viejas, de la calle, de la basura o de casa de alguna amistad. Navega entre lo filosófico, lo artístico, el sentimiento, la crítica al dinero, lo excéntrico y cuanto más le quieran sumar los serios.

¿Tú estás loco?, –uff, ya esta expresión me aburre, ¿se le acaban las preguntas ante lo no común?

La moto rata, en el 2do Salon Excelencias del Motor

¿Tú estás loco?, –me dicen, pero todas las familias se retratan con mi moto: niños, ancianos, enamorados. Me tiran fotos desde los carros y guaguas, me filman. Y nada, algunos con el hígado retorcido, otros con los ojos abiertos y muchos con expresiones o una risa estrepitosa ven mi BSA del 48 de 250 cc, de nombre: La Desastrosa, paseándose por la Isla entera, siempre con proyectos y adornada como me da la gana. No soy el único ni el primero en el mundo, he visto en revistas y periódicos fotos de otras motos ratas, de otros “locos” con otras motos ratas, ojalá algún día podamos parquearnos juntos.

Fotos: Fernando Collado

Créditos
David M. Ravelo Rodiles