El desarrollo económico de la provincia de Camagüey, ya en tiempos de la colonia, llevó a la idea de algunos como Gaspar Betancourt Cisneros («el Lugareño», seudónimo que utilizó como escritor), figura líder del pensamiento criollo progresista, a gestionar y conseguir que la provincia se convirtiera en la segunda del país en obtener la concesión para la construcción de la novedosa tecnología desde el puerto de Nuevitas y la séptima en inaugurarla el 5 de abril de 1846 con el tramo entre Nuevitas y el paradero de O´Donnell, que finalmente llegara hasta Puerto Príncipe (actual ciudad Camagüey) el 25 de diciembre de 1851.
El servicio, de carga y pasaje, brindaba la posibilidad de exportación directa desde la costa norte de la provincia hacia EE.UU. y España, constituyéndose el área entre la capital provincial y el puerto, en zona privilegiada para el comercio, no solo de la zona, también de áreas más lejanas que tributaban a este corredor.
Ello hizo crecer la importancia de la Estación ferroviaria, incluso aumentarla cuando formaba parte de los Ferrocarriles Consolidados de Cuba, empresa que administraba la red ferroviaria de la Isla desde la ciudad de Santa Clara hasta Santiago de Cuba y Guantánamo. Esta condición se reafirmó con la nueva edificación creada en 1912 en el lugar donde la podemos ver hoy después de la restauración parcial efectuada en 2017.
Con esta última obra, se convertía en un espacio multifuncional, con salas de museo y círculos de interés cultural guiados por especialistas e historiadores; espacios arrendados a artistas, artesanos y ceramistas; en la planta alta, el Archivo Histórico del Ferrocarril; así como exposiciones transitorias.
Se actuó en el diseño urbano del entorno considerando el posible turismo, atraído por el parque temático Van Horne, en recuerdo a su esfuerzo en la creación de los «Consolidados…», objeto de obra concluido en 2017, en el que se emplazan dos de las más antiguas locomotoras de Cuba, Senado y Lugareño, cuyos nombres derivan de los centrales azucareros donde operaron. Lo anterior se relaciona con la declaración de la UNESCO, considerando el centro histórico de la ciudad como Patrimonio de la Humanidad.
