Tengo que andar rápido, un cambio del editor me obliga a recomponer la columna de esta semana y cuando se habla de velocidad extrema nada como un Porsche. Entonces, centremos nuestro foco de hoy sobre la velocidad al puro estilo alemán y veamos esta entrega de la marca de Stuggart: el 911 Turbo.
El 911 es el Porsche por antonomasia, nadie espera otra cosa de él que aceleración, velocidad y buen manejo… a niveles extraordinarios. La versión Turbo debe, por tanto, empujar aún más los límites y llevar esos criterios al rango de lo imposible. Eso lo hace esta nueva versión de maravillas. Para empujar al pequeño bólido el motor, completamente nuevo, ofrece ahora 500 CV, una cifra que ya no suena a nuestros oídos tan escalofriantes como hace unos años atrás, pero cuidado… esta potencia en un auto del tamaño y peso del Porshe 911 Turbo lleva la relación peso-potencia hasta los 3.34 kg/CV. Este valor es, sencillamente, descomunal y estoy seguro que hará a este bólido una máquina extra rápida en cualquier situación. Para domesticar esta potencia el Porsche lleva una tracción total, sin proporción fija en la transferencia de la potencia, con un cambio automático de doble embrague. Con el diferencial trasero autoblocante, existe una función llamada Porsche Torque Vectoring que puede frenar la rueda trasera interior en las curvas para facilitar la trayectoria en función del radio de la curva, la velocidad, el ángulo de guiñada y la posición del acelerador. Sencillamente, hay que ayudar al conductor al máximo para lidiar con las fuerzas de la física y así, se contrarresta el efecto centrífugo que se 
genera en curvas a altas velocidades. Porsche asegura, y yo me lo creo, que el manejo es espectacular.
Las posibilidades de personalización son inmensas, siendo posible pintar del color de la carrocería casi cualquier pieza de plástico del habitáculo. También se puede modificar su aspecto exterior, por ejemplo con un alerón distinto al que trae de serie. El 911 Turbo está disponible con carrocería cupé o descapotable. Por todo ello el Porsche es, CV a CV, el deportivo más cerca del conductor común, ofrece prestaciones insólitas de una forma casi natural y, como en el buen cine, los efectos especiales son casi invisibles.