Autos de alquiler ¿coches, máquinas o taxis?

Creado: Mié, 15/11/2017 - 21:14
Créditos
Por Leonel Nodal, especial para Excelencias del Motor
Autos de alquiler ¿coches, máquinas o taxis?


Uno de los primeros vocablos que escuchan a su llegada los visitantes de La Habana suena fuerte,  corto, seco: ¡Taxi! exclaman a su alrededor los choferes de alquiler, en un tono de imperativa invitación, casi imposible de rechazar.

El llamado despierta al viajero soñoliento o despistado, lo ubica, lo pone en marcha, toma amablemente su equipaje y en un santiamén lo acomoda en el vehículo de turno.

Pudiera decirse que así es en todas partes, pero no. En ”la capital de todos los cubanos“ la invitación tiene un tono familiar, amistoso, adornado de una sonrisa que desarma al más reticente.

En cierto modo, los taxistas de hoy son herederos de sus más remotos antepasados de la era colonial, los caleseros o cocheros, esclavos domésticos o libertos, educados en las buenas maneras de la casa señorial, atentos y serviciales. Claro, hoy como ayer hay excepciones.

Desde mediados del siglo XIX la dinámica de las grandes ciudades hizo necesario un vehículo de alquiler que transportara uno o más pasajeros, a cualquier distancia, con rapidez y seguridad.

En Cuba, el vocablo taxi entró en uso mucho después de la llegada de los vehículos de motor de alquiler que sustituyeron a los coches de caballos.

El primer auto llega a San Cristóbal de La Habana en 1898, cuando la intervención de Estados Unidos trastorna el curso de la guerra de independencia del dominio colonial español, y permite a Washington regular la vida de la República a partir de 1902.

Fue un vehículo francés de la marca Parisienne, adquirido por el español José Muñoz, quien llegó con la representación de los autos para la Isla e intentó sin éxito hacer fortuna con ese negocio.

En 1913 rodaban por nuestras calles capitalinas más de medio millar de vehículos procedentes de Francia y Alemania. Ese mismo año los habaneros vieron llegar a sus muelles el primer auto de la marca norteamericana Ford.

Según Orlando A. Morales Pulido, en su libro "La Historia del Automóvil en Cuba", el 19 de mayo de 1907 comenzó a circular por las calles de Guanabacoa, un automóvil de la marca Cadillac,  que puede considerarse también como el primer vehículo que prestó servicios de taxi en Cuba.

En 1914, Ernesto Carricaburu, un diestro chofer que hizo historia en Cuba por su destreza, estableció el primer servicio de autos de alquiler de La Habana, para lo cual adquirió 10 vehículos de la marca Ford.

Pero no era taxi la palabra usada entonces para nombrar esos carros, disponibles para ser rentados en viajes por la ciudad o a distancias más lejanas.

A los autos se los denominó popularmente ”máquinas de alquiler“ y se guardaban en ”cocheras“, las mismas que antes servían de aposento a los carros tirados por caballos.

A los conductores los llamábamos chofer (una castellanización de la palabra francesa chauffeur, generalizada para nombrar el oficio, tal vez por ser franceses los primeros vehículos usados en Cuba. Pasó mucho tiempo en generalizarse en la ciudad el término ”garaje“ (otro galicismo) o el conocido ”parqueo“, derivado el inglés ”parking“.

A semejanza de sus antecesores cocheros, vestidos con elegantes levitas, los choferes de alquiler lucían cuidados uniformes de vistosas gorras de visera negra de pasta, camisas de cuello y corbata.

El negro predominaba en las máquinas de alquiler más lujosas o elegantes, pero con el paso del tiempo se impuso el resto de los colores.

Tras el triunfo de la Revolución en 1959 surgieron cooperativas o asociaciones de porteadores particulares, que pintaron sus máquinas de amarillo y negro, y hacían piquera en esquinas de mucho tráfico, cerca de hoteles y hospitales, entre otros.

Entre 1963 y 1964 el Gobierno Revolucionario estrenó en La Habana un servicio de autos de alquiler estatales, precursor de otras empresas posteriores, que serían conducidos por mujeres. Eran antiguas empleadas domésticas, a las que se les ofrecía condiciones de trabajo y vida más dignas, luego de capacitarse en novedosas escuelas de automovilismo del Ministerio de Transporte.

Los envejecidos autos norteamericanos de los años 30, 40 o 50 en manos de particulares, que los mantenían rodando sin piezas de recambio, a base de inventiva e imaginación, comenzaron a ser llamados ”almendrones“.

En la década de 1990, con motor original o remozados con máquinas diesel, se transformaron en los taxis nuestros de cada día, los caballos de batalla del transporte público en esta Habana, a la que convirtieron en Museo Vivo de Autos Antiguos.

Pero esa es otra historia, y otros reportajes.

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Por Leonel Nodal, especial para Excelencias del Motor