La ciencia nos ha demostrado ya en varias ocasiones que el coche autónomo es una realidad. Si bien la base científica en todos los proyectos es la misma -un automóvil equipado con sensores, radares y tecnología GPS de posicionamiento-, el motor, o cerebro, que le da vida difiere en las investigaciones llevadas a cabo. La que hoy nos ocupa es, posiblemente, la más sorprendente mostrada hasta el momento.
Primero fue un ordenador-robot que suplía el cerebro humano y las habilidades del conductor: hablamos del proyecto desarrollado en la Universidad de Standford (Palo Alto, California) que en 2007 ganó la DARPA Urban Challenge. Google mostró un proyecto muy similar años después, probando su avance con un copiloto que era un mero pasajero de su coche inteligente. Luego nos sorprendió el EyeDriver, un sistema desarrollado en la Universidad de Berlín que detectaba el movimiento de la pupila y que transmitía dicha información al volante. Y ahora llega un sistema que permite al conductor controlar un automóvil con el pensamiento.
Al igual que el EyeDriver, el proyecto de AutoNOMOS tiene su origen en la Universidad Libre de Berlín: un grupo de estudiantes, liderados por el doctor Raúl Rojas, centran sus esfuerzos en el desarrollo del coche autónomo y, durante varios años de trabajo, han desarrollado dos modelos. El primero, que recibía el nombre de Spirit of Berlín, podía controlarse a través de una aplicación que ellos mismos crearon para el iPhone. El segundo, MadeInGermany, es el protagonista de este post: un coche preparado para ser conducido con la mente. BrainDriver basa su tecnología en la electroencefalografía, que es capaz de registrar la actividad bioeléctrica cerebral. Este sistema ya se comercializa en el ámbito de los videojuegos: es el último avance de Inteligencia Artificial en el mundo del ocio y su nombre es Emotiv EPOC. La lectura de la información se hace a través de 16 sensores EEG, que se colocan sobre la cabeza del conductor al estilo casco del futuro.
Antes de llevarlo al plano práctico real, el conductor debe iniciarse en los ‘caminos de la Fuerza’. En otras palabras: debe entrenarse con las herramientas de software que se conectan luego a MadeInGermany. Así, como se puede apreciar en el vídeo, deberemos aprender a mover un cubo en una pantalla del ordenador. 
Una vez controlemos el sistema, pasaremos al siguiente estadio: controlar el coche. Los parámetros del software de entrenamiento son llevados a la realidad, así el automóvil girará, acelerará o se detendrá según lo dicte nuestro cerebro.
Si bien esta tecnología es posible y real, su popularización será un lento proceso, que dependerá de la viabilidad económica. No obstante, estos avances científicos hoy pueden ser aprovechados por los fabricantes para mejorar la seguridad de sus modelos. Para llegar a ese futuro en el que todos tenemos un Coche Fantástico en nuestro garaje queda un poco más.