Contra lo que se pueda pensar, el pick up más sensacional del mundo no está en los Estados Unidos, su tierra natal y donde goza de fama, amplias ventas y el favor del público rural, está en Dubai, capital de los Emiratos Árabes Unidos. Y, como tiene que ser en estos casos, es un modelo norteamericano de principio de los años 50 del siglo pasado.
Esta especie de monumento rodante, cuyo tamaño es 64 veces mayor que el normal, fue fabricado expresamente por órdenes del jeque Hamad bin Hamdan Al Nahyan, a quien le nombran el jeque ”Arco Iris“. No se conoce a ciencia cierta el monto de la fortuna de Al Nayan, aunque si fuera del tamaño de su majestuoso pick up… Imagínese usted.
Sí se sabe que las grandes fortunas de la mayoría de los países árabes, están ligadas de una u otra forma al petróleo. Y los Emiratos Árabes Unidos no son una excepción. Tras la Segunda Guerra Mundial, el petróleo se convirtió en materia prima clave del desarrollo. Las compañías petroleras utilizaron para sus trabajos, diferentes tipos de vehículos, incluidos los pick up, que por sus condiciones, resultaron mayoritarios.
Probablemente el jeque ”Arco Iris“ reconoció al Dodge Power Wagon que operaba en los campos petrolíferos de su familia, como uno de los emblemas de su riqueza y, en 1990 (justo cuando el Dodge Power Wagon cumpliría 60 años y en honor a los hermanos Dodge, fundadores de la fábrica que lo construyó) mandó a crear esta estatua andante.
Se mueve por medio de un ”pequeño“ motor (para tal mole automotriz) de 6 cilindros en línea, Detroit Diesel sobre alimentado, que da un poco más de 300 CV. Por supuesto, no transita regularmente sino de vez en vez, a poca velocidad y en cortos itinerarios. En uno de ellos lo cazó el colega Jeremy Clarkson, paseando por el desierto.
Habitualmente se encuentra parqueado en el Museo de Automóviles de Dubai, junto a otros hermanos ”menores“ o, más bien: ”encima de ellos“, porque su tamaño así lo exige. Detrás, en majestuosa gigantografía, supuestamente la foto del sonriente ”jeque Arco Iris“, burlón del poco entendimiento que algunos occidentales pudieran tener a la gratitud, la cual bien merece un monumento.
Porque desafortunadamente, en las carreteras del mundo no se ven muchos Dodge Power Wagon (ya no se fabrican) ni tampoco hay suficiente gratitud para cargarlos.