A medida que avanzan las negociaciones, todo parece indicar que el fabricante automotriz chino Geely se hará finalmente con Volvo, luego de que el consorcio estadounidense Ford confirmase su perfil como ”candidato favorito“ para adquirir la marca sueca.
Aunque Ford advirtió que el anuncio no supone la venta inmediata, su vicepresidente ejecutivo Lewis Booth, señaló que ”Geely tiene el potencial de ser un futuro propietario de Volvo responsable y llevar la empresa hacia adelante y al mismo tiempo preservar sus valores centrales y la independencia de la marca“.
Esa apreciación, de momento, parece compartirla el gobierno sueco, que igualmente entró en contacto con la firma asiática para obtener más información sobre sus planes de negocio, a cambio de una posible garantía estatal que le permita a Volvo acceder a préstamos del Banco de Inversiones Europeo.
No en vano, también el presidente de Geely, Li Shufu, manifestó su confianza en el éxito de la operación, pues la compra de Volvo colocaría a la compañía en una situación de liderazgo internacional frente al resto de las firmas chinas, al permitir su acceso a tecnologías innovadoras y al segmento de mercado premium.
En estos momentos, la corporación automovilística con sede en la ciudad china de Hangzhou se halla negociando la oferta como líder de un grupo inversor, formado por empresas de diferentes países, que podría financiar la operación.
Aunque Ford no ha develado la cantidad que aspira a conseguir con la venta de Volvo, filtraciones a los medios de comunicación apuntan que la firma del óvalo pretende obtener unos 2 000 millones de dólares (1 379 millones de euros al cambio actual), una fracción de lo que le costó hace una década.
Lastrada por pérdidas millonarias, la compañía con sede en Dearborn puso a la venta su filial sueca en diciembre del 2008 para dedicarse de lleno a sus tres marcas principales: Ford, Lincoln y Mercury. Y es que en los últimos años, Ford ha sobrevivido a los problemas económicos, gracias a la cesión de sus filiales: Land Rover y Jaguar, a la firma india Tata Motors, y Aston Martin, hoy propiedad de un consorcio de inversores formado por David Richards, John Sinders, Investment Dar y Adeem Investment.