El Subaru Impreza es un vehículo especial. Bajo una carrocería funcional; inocente de cinco puertas (hay un Impreza de cuatro puertas, para el mercado americano) y 4,41m de longitud tiene una disposición mecánica que no se da en otras marcas: combina la tracción total, reductora y un motor de tipo bóxer. Casi un sello de Subaru.
El Impreza, como todos sabemos, es un turismo con las cualidades que aporta su tracción total y su reductora, las que son claves a la hora de rodar sobre rampas cubiertas de hielo, nieve poco profunda, o a la hora de tirar de remolques sobre carreteras muy empinadas.
Su complejo sistema de transmisión no hace que sea caro: tiene un precio parecido al de un turismo de cinco puertas de calidad, lo cual se ajusta a la realidad.
Se puede señalar la falta de flexibilidad en sus opciones. En el Impreza no se puede añadir equipamiento por separado: si por ejemplo queremos un Impreza con control de estabilidad, necesariamente viene con faros de xenon y sistema de acceso y arranque sin llaves. El Subaru Impreza es un coche de una gran calidad, con criterio. Su interior tiene pocos adornos y apenas plásticos acolchados, pero el buen ajuste y la sensación de coche sólido no es habitual en los coches disponibles por un precio similar.
La gama Impreza es amplia con alternativas desde el más económico Impreza 1.5 de 107 CV hasta el más potente Impreza WRX con motor turbo de 230 CV. Dentro de un tiempo habrá un Impreza con motor Diesel.