La breve vida del Citroën SM

Creado: Dom, 15/09/2013 - 23:15
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Jorge Esténger Wong
La breve vida del Citroën SM

Entre las grandes hazañas de Citroën en la historia del automóvil todos recordamos la introducción de la tracción delantera, en fecha tan temprana como 1934.  Por fortuna, su legado se extiende hasta nuestros días e incluye modelos, como nuestro protagonista de hoy, que han servido para la experimentación y el establecimiento de nuevas tecnologías. Veamos.

A finales de los años sesenta, exactamente en 1968, Citroën y la firma italiana Maserati logran un acercamiento para la colaboración técnica.  La fortaleza del fabricante italiano en el área de motores debía aportar un nivel de potencia, rendimiento y fiabilidad que a Citroën no le era dado en ese momento, pues su filosofía siempre había sido el autom´vil pequeño de bajo consumo y utilitario, como el 2 CV.  Así, se llegó al criterio de emplear un motor V8 Maserati en una carrocería Citroën, que ya por esa fecha empleaba fibra de vidrio y plástico, en algunos de sus modelos.

El resultado sería el ”Proyecto S“, que vería la luz como Citroën SM, entre los años 1970 a 1975.  Su desarrollo tomó dos años a los ingenieros y diseñadores y, en el proceso, el motor V8 de Maserati perdió dos cilindros, para quedar, definitivamente, como un V6 a 90 grados.  Finalmente, el Citroën SM se presentó al público en el Salón del Automóvil de Ginebra de marzo de 1970 y en octubre las primeras unidades estaban en el mercado.  En esa misma fecha fue recibido en el Salón del Automóvil de Paris, donde causó sensación y dejó la expectativa muy alta entre los especialistas y público en general.

El vehículo era en verdad muy atractivo para la época y el manipulado motor se las arreglaba para entregar unos muy solventes 170 CV de potencia máxima.  Esto era suficiente para poner al Citroën SM a 220 km/h de velocidad máxima, una cota respetable para la época. Los franceses redondearon la apuesta al dotar a su deportivo de varios detalles que continuaban siendo privativos de autos de lujo 30 años después.  Así, el Citroën SM disponía de elevalunas eléctricos, asientos de piel, frenos de disco, suspensión hidroneumática, dirección auto-centrante, elevalunas eléctricos, y faros direccionales.

El consumo del Citroën era su punto débil más evidente, pero no el único.  El motor cercenado de forma expedita tuvo problemas de equilibrado de equilibrado. También la cadena de distribución, situada entre los cilindros, obligaba a desmontar el motor para sustituirla y la versión con inyección electrónica tuvo problemas de sobre calentamiento.

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Jorge Esténger Wong