Las Limusinas Criollas de La Habana

Creado: Dom, 25/05/2014 - 12:32
Créditos
Jorge Esténger Wong
Las Limusinas Criollas de La Habana

La Habana es una ciudad encantada.  Al esplendor del Caribe se suman infinidad de detalles que se funden en un sincretismo apasionante: historia, religión, sensualidad y creatividad.  Todo flota en el salino aroma que barre la ciudad desde el mítico malecón, y termina en los más recónditos barrios.  Sus calles están inmersas en esta marea, su tránsito está repleto de historias apasionantes y, entre ellas, encontramos  a nuestras protagonistas de hoy: las limusinas criollas de La Habana.

Entre esa amalgama única del tráfico de La Habana, debemos estar atentos si queremos distinguirlas. Como en cualquier parte del mundo, estas limusinas no son comunes, pero sí únicas.  No hablamos de las clásicas Lincoln, Cadillac o Rolls Royce, pues son vehículos de servicio regular, incluso social, convertidos en un hito de la inventiva criolla a los difíciles momentos vividos a finales de los años noventa.  La idea surgió de la necesidad misma, una época en la cual el transporte debió funcionar casi por inercia, pues se rompieron los moldes que protegían la economía cubana.  Fue el momento en que la quijotesca imagen de un camello se convirtió en el símbolo del transporte público y, para poder seguir brindando el servicio de taxis, sin apenas combustibles ni piezas, la solución fue tan radical, como sencilla: de dos, hacemos uno.

Lada, la Limusina heroica

La flota de taxis en ese entonces estaba compuesta –en su mayoría- por automóviles Lada 2101, soviéticos.  Lograr mantener una capacidad operativa,  con la mitad de recursos y piezas, fue la idea que lideró el proyecto. Por supuesto, serían necesarios algunos ajustes en el servicio: ahora llevarían tantas personas como pudieran, en trayectos fijos, o priorizando servicios hacia, y desde hospitales. Los años de experiencia, la habilidad adquirida por mecánicos, choferes y técnicos hizo posible la increíble de idea de unir dos autos, reforzando el piso y el mono chasis con chapas adicionales, y utilizando el mismo esquema mecánico.

Todavía hoy resulta increíble la materialización de la idea. No existió un proyecto directriz, con diseño estandarizado. Era imposible por la carencia de recursos.  A cada base de taxis de las existentes en ese entonces, se les dio la oportunidad de hacer lo factible acorde a sus condiciones para lograr, mediante la unión de dos vehículos, una reserva de piezas, y un auto capaz de transportar más pasajeros con un gasto similar.  Cada base hizo su propia variante, por esta razón es muy difícil encontrar dos de aquellas Limusinas Lada, exactamente iguales.  La destreza de los operarios era tal, que casi se convirtió en un reto quién lograba el mejor resultado.  Así, se terminaron treinta vehículos, con tres filas de asientos, capacidad para ocho pasajeros y que prestaron servicio durante años, sobre todo en casos de traslados –subvencionados por el estado- a hospitales de pacientes necesitados de hemodiálisis.  Hoy, más de veinte años después, aún quedan siete de aquellas heroicas Limusinas Lada.

Para matrimonios, las Chaika

A principios del nuevo siglo, Cubataxis recibió la donación de una flotilla de diez vehículos de protocolo Chaika.  Estos, de igual forma, son autos de procedencia soviética, producidos en la segunda mitad del Siglo XX.  Aunque los vehículos se encontraban bien conservados,  fue necesario restituirles a casi todos la vestidura, que había sufrido los embates del húmedo clima del Caribe.

Sin embargo, pronto quedo claro que para buscar mayor eficiencia, en una actividad comercial, sería necesario hacer transformaciones mecánicas.   Otra vez los mecánicos pusieron manos a la obra y, en la base de Grand Car, de Cubataxis, se ejecutaron los cambios necesarios.  Los motores V8 de gasolina originales, fueron sustituidos por otros diesel, de origen Mercedes, junto a la transmisión.  Con este conjunto instalado fue posible acomodar un nuevo sistema de aire acondicionado y otras facilidades que elevaron el confort hasta obtener un resultado impresionante. Una vez finalizado el trabajo los autos comenzaron a ofertarse para bodas y otros eventos similares.  Sin embargo, en Cuba existe una tradición muy arraigada para esas ceremonias, donde los autos de época disfrutan de una preferencia absoluta. Por eso, ahora los restaurados Chaika se han insertado dentro del nuevo modelo de gestión del taxi en La Habana, y es posible su renta a través de Agencias de Viajes, Turísticas, a la propia Taxis-Cuba o, sencillamente, de forma directa en la calle.  De cualquier forma, le aseguramos la posibilidad de una ocasión única: el disfrute de una ciudad seductora, a bordo de un auto irrepetible, un verdadero pedazo historia.

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Jorge Esténger Wong