Los autobuses de Londres, un ícono mundial

Creado: Dom, 13/03/2011 - 15:32
Créditos
Jorge Esténger Wong
Los autobuses de Londres, un ícono mundial

Luego de tratar en la pasada semana la historia de los famosos autobuses norteamericanos Greyhound, algunos amigos me animaron a reseñar otros servicios igualmente famosos. El tema me cautivó y decidí hacer una pequeña trilogía cuya segunda parada veremos hoy, y estará dedicada nada más y nada menos que a un servicio de buses que constituye un ícono de la ciudad que recorre y compite con símbolos mundiales como el Big Ben o el Támesis: los autobuses de Londres.

Conocidos por el nombre de su modelo más famoso, el Routemaster, la historia de los carismáticos ómnibus se remonta al primer bus de la historia de Londres –un carruaje tirado por caballos que recorría desde Paddington a Bank en 1829, hace ahora unos 180 años. Fue llamado el ”ómnibus“, derivado del latín ”para todos“, este es el origen de esta acepción que hoy utilizamos tanto. Gradualmente fue usándose también ”bus“, en ese frenético afán que hemos desarrollado de hacerlo todo más corto, fácil o simple.

Los primeros buses motorizados ingleses se introdujeron a principios del siglo XX, los rojos trolebuses de dos pisos, dando comienzo a la leyenda de los ómnibus de dos pisos  y aunque no son exclusivos del Reino Unido –existen servicios con modelos de doble piso en ciudades como Las Vegas, Estambul o Kuala Lumpur– allí se han convertido en parte de la identidad de su capital, Londres, donde el verdadero Routemaster, como se ha hecho famoso, llegó a las calles en 1956. Su desarrollo se extendió de 1947 a 1956 a cargo de un equipo dirigido por A. Durrant y C. Curtis, con diseño de Douglass Scott. En el  diseño del Routemaster se emplearon técnicas desarrolladas para la fabricación de aeronaves durante la Segunda Guerra Mundial. Para reducir su peso se empleó una carrocería de aluminio,  y algunas características nuevas para un bus: cambio de marchas totalmente automático, suspensión delantera independiente, dirección asistida y frenos hidráulicos extra poderosos. Los conductores estaban exultados con tantas bondades y no era para menos: asistían al nacimiento de una leyenda. Como promedio el emblemático autobús tenía cabida para 64 pasajeros sentados y su lugar preferido era la plataforma trasera, la cual permitía a los pasajeros subir y bajar saltando.

Aunque el último Routemaster se construyó en 1968, estos vehículos han permanecido en servicio regular hasta hoy y, aunque en 2005 se anunció su salida de servicio aún existen dos rutas, la 9 y la 15, que los usan resultando un atractivo turístico.  El carisma del Ruotemaster es tan fuerte que, como hiciera Sherlock Holmes a Sir Arthur Conan Doyle, se niega a morir y ha obligado a las autoridades a lanzar un proyecto para una nueva versión de cara a los Juegos Olímpicos de 2012. Imágenes y  bocetos han circulado en abundancia y existen grandes expectativas, Excelencias estará al tanto. Mientras, llegaremos la próxima semana con otro ómnibus de imagen única. Nos vemos.

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Jorge Esténger Wong