La batalla de los fabricantes de automóviles por reducir el consumo de combustible y las emisiones de gas tóxico, ha tenido buen acierto en con los coches híbridos eléctricos. Prácticamente todas las factorías producen prototipos que se clasifican como tal. Se dividen en dos grupos: series y paralelos, pero al final ambos necesitan de un motor de combustión interna, ya sea para transmitir potencia a las ruedas o para cargar las baterías.
Se le llama en serie a los que solo se mueven con el motor eléctrico, utilizando el de combustión interna para cargar las baterías por medio de un generador. A este sistema se le puede añadir una entrada de corriente (110 ó 220 V) para abastecer los acumuladores cuando el auto está parado en el garaje o parqueo.
Los paralelos se mueven a través de las dos fuentes de energía, térmica o eléctrica. La opción la maneja el conductor o el propio vehículo automáticamente. Siempre que el motor de explosión esté funcionando como propulsor carga las baterías. También puede trabajar como fuente de energía del generador mientras transmite a las ruedas con el motor eléctrico. Estos autos pueden transmitir, al mismo tiempo, con ambos propulsores cuando se precise de gran potencia.
Las principales ventajas de los automóviles híbridos eléctricos son: poco ruido, mínimas emisiones de gas y poco consumo de combustible. En contra tiene: mayor peso, más propensos a la rotura que un auto convencional y su alto precio.
De cualquier manera, este sistema alternativo se está perfeccionando y la popularidad que ha alcanzado entre los productores de automóviles demuestra que será una buena opción para el futuro cercano.