Skoda ha decidido potenciar dos modelos de su gama que, según aseguran en la propia marca, ”son muy importantes en la estrategia de ventas“, y de ese modo llegan ahora las actualizaciones del Spaceback y el Rapid.
Básicamente ambos son el mismo coche, pero lucen una carrocería ligeramente diferente, que no solo transmuta su apariencia, sino que aporta también diferencias en habitabilidad, espacio y uso práctico.
En materia de diseño, el frontal de ambos presenta cambios en el parachoques y los faros bixenón con iluminación diurna LED, mientras en el interior las novedades se aprecian en los paneles de las puertas, el salpicadero y los mandos de la climatización.
Los dos modelos conservan los acabados Active, Ambition y Style, además de la versión MonteCarlo más deportiva, pero ganan en equipamiento, al incorporar a su núcleo de asistencias a la conducción el dispositivo Light Assist, que activa la luz de cruce en condiciones de baja luminosidad.
Dicho sistema también cuenta con High Beam Assist, que cambia de cortas a largas sin que medie el conductor, además de emplear faros antiniebla con función de iluminación en curva.
Por su parte, la oferta mecánica de ambos modelos introduce el nuevo bloque 1.0 TSI de gasolina, con potencias de 95 y 110 CV, de las cuales la primera variante se asocia a un cambio manual de cinco velocidades o a una transmisión automática de doble embrague DSG de siete. Y en los dos casos el consumo medio es de 4,4 l/100 km.
No obstante, la guinda puesta por el fabricante checo aparece en el apartado multimedia, donde se aprecia una gran mejora a partir de los últimos sistemas estrenados en el Octavia o el Kodiaq, con la configuración Skoda Connect que genera una conexión wifi y una amplia oferta de infoentretenimiento, incluyendo llamada de emergencia automática en caso de accidente con geolocalización del vehículo.