Alejado de los clarines despampanantes del último Salón de Detroit, sin ocupar los cintillos abarrotados de súper máquinas como el Corvette ZR-1 y otros bólidos por el estilo, aparece este nuevo Mercury Sable, un auto mucho más cercano a la gente común y corriente de todos los días, sin ser un auto común y corriente.
Su punto más brillante es un sólido tren de fuerza compuesto por un buen motor y una transmisión de nueva factura en Ford Motor Co. El V6 de 263 CV y 337 Nm de par motor es ganador del premio Ward's 10 Best Engines, y uno de los motores más limpios producidos por Ford en estos momentos.
La transmisión automática de control electrónico y seis marchas se ubica, cuando menos, a la par de los desarrollos de las principales firmas mundiales y ofrece una marcha óptima exprimiendo el generoso torque del V6. Para completar las posibilidades tractivas se incorpora un sistema inteligente de tracción a las cuatros ruedas, el cual conmuta el flujo de potencia según sea necesario a 2WD ó 4WD, acorde a las condiciones existentes.
La suavidad de marcha y facilidad de conducción están a cargo de una suspensión independiente en las cuatro ruedas y un sistema de dirección asistida eléctrico. Además el nuevo Sable viene equipado con un considerable arsenal de ayudas electrónicas, como se está haciendo normal en nuestros días, e incluye: control de estabilidad; sensor de luz; airbags de todo tipo controlados ahora de forma automática para determinar cuáles desplegar y con qué intensidad; frenos ABS y una lista casi infinita de opcionales.
Un auto de imagen discreta, con una mecánica media pero sólida, y con muchos detalles y ayudas a la conducción. En fin, el típico sedán familiar norteamericano.