Muntz Jet, deportivo americano de los 50

Creado: Lun, 26/10/2009 - 16:30
Créditos
Willy Hierro Allen

Los fabricantes de autos estadounidenses siempre soñaron con hacer un sport-car capaz de competir con los legendarios autos deportivos europeos. Con la historia de todos estos intentos frustrados, se puede escribir un libro mayor que la Biblia. Hoy traigo uno de ellos, nacido de la voluntad y genio comercial de un hombre: Earl Muntz, apodado Mad Man (el hombre loco) por sus formas de vender automóviles.

Esta historia comienza en 1930, cuando Earl era un exitoso vendedor de autos usado en Illinois. Con todos sus bríos y la fama de buen vendedor, se mudó a Grandele, California, en 1940. Y allí lo cogió la guerra (II Guerra Mundial). La suerte lo favoreció e hizo historia como el mejor vendedor de autos usados del mundo. Estaba en el lugar adecuado en el momento preciso.

Terminada la guerra, se hizo socio de Henry Kaiser, que fabricaba automóviles de la marca Kaiser-Frezer. Así, en 1047, vendió 22 000 autos nuevos y recaudó 72 millones de dólares por comercialización de automóviles. Su éxito no podía ser mayor. Pero Muntz quería algo que Kaiser no le daba: un deportivo capaz de competir con los autos europeos de carreras. Fue cuando conoció a Frank Kurtís, un ingeniero dedicado a preparar autos para carreras, que vendía un Lincoln.

Muntz terminó por comprarle un auto a Kurtís a inicios de los 50. Fue un prototipo con motor Mercury que alcanzó en Daytona, 230 km/h, velocidad respetable para la época. Muntz quedó impresionado y Kurtís satisfecho. E hicieron negocio. Con el concurso del ingeniero San Hanks, modificaron el prototipo original: se alargó 13 pulgadas para colocar un asiento trasero.

La carrocería era de aluminio y el capo de fibra de vidrio para restar peso y ganar potencia. Agregaron piezas de Ford y Cadillac y del cóctel salió el Muntz Jet. Realmente era un carro muy caro y extremadamente difícil de fabricar, amén de que su diseño no era nada atractivo (la competencia lo llamaba: la bañadera al revés). Se fabricaron 394 unidades, las que a pesar de todo, se vendieron bien.

Sin conseguir llamar la atención de los colosos de la industria y un tanto desilusionado, Earl Muntz se retiró a mediados de 1954. Así quedó este intento y su historia, la que pervive en 48 Muntz Jet que todavía están en perfecto estado y constituyen unos de los clásicos americanos en busca del auto deportivo.

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Willy Hierro Allen