Nirio Rivero, un referente de los deportes del motor en Cuba

Creado: Sáb, 19/12/2015 - 12:23
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Iván del Toro Hernández
Nirio Rivero, un referente de los deportes del motor en Cuba

Nirio Rivero... ¿no les resulta conocido el nombre? Fue una famosa figura del deporte cubano a finales del siglo XX, pero de él se habla poco, y se desconoce bastante. Una leyenda viva de la neblinosa historia del motociclismo en la Isla, específicamente en los eventos de moto-velocidad.

Rivero, mejor conocido por fans y compañeros como El Perseguidor, demostró a lo largo de su carrera deportiva que, aun siendo un veterano, tenía mucho que dar. Muchas veces él lo expresaba a los medios de prensa: ”Seguiré encima de una moto hasta que deje de ser competitivo“. Todo un ejemplo.

Rivero participó, por solo mencionar algunos, en el Gran Premio Michelin 2012 efectuado en República Dominicana, en varias ediciones del Campeonato Latinoamericano de Motociclismo, donde en disímiles ocasiones se alzó con el título a pesar de que compitieron los mejores pilotos del continente, y ganó varias veces en la máxima categoría súper bike del Campeonato Nacional de Motociclismo también en Dominicana. Asimismo, ha formado parte en diversos eventos del Proyecto Moto100, así como de otras organizaciones seguidoras del mundo a ”dos ruedas“.

El Perseguidor, quien en incontables ocasiones lideró en los trazados y era el perseguido, es uno de los muchos representantes de los deportes del motor que han pasado inadvertidos por la historia de la mayor de las Antillas. No se les ha dado su merecido reconocimiento.

Otros ejemplos han sido José Peón, uno de los primeros representantes latinoamericanos en los Campeonatos Mundiales de Velocidad y el primer cubano en puntuar en un torneo de esta índole, concretamente en el de Alemania Oriental en 1970, donde corrió con una MZ 125, modelos de motos conformadas en el bloque socialista germano y José Lazo, uno de los pilotos que mejores resultados cosechó a lo largo de la historia de los deportes del motor en Cuba, siendo el primero en competir fuera del bloque comunista, siempre en Bélgica, y el primero que tuvo una ”montura“ que no fuera una MZ (una Yamaha).

Gratitud, es la palabra que se me acerca cuando pienso en el trabajo de estos pilotos que se desempeñaron en un deporte que exige no solo tecnología, como muchos erróneamente piensan, sino fuerza física y mental, concentración y alto nivel competitivo. Y gratitud es algo que, realmente, no les hemos otorgado.

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