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Cuando se ha hecho común que los fabricantes gasten millones de dólares en desarrollar tecnologías para poner a nuestra disposición una capacidad de potencia; aceleración y velocidad, que luego nunca usaremos en nuestra rutina diaria, es gratificante conocer noticias como estas destinada a protegernos.
Resulta que Ford ha presentado un interesante paso adelante en el tema de la seguridad pasiva de sus automóviles: un nuevo cinturón de seguridad que integra, dentro de la banda textil, su propio airbag. El cinturón está diseñado específicamente para las plazas traseras, y tiene el objetivo de disminuir los riesgos de lesiones en cabeza, cuello y pecho de los pasajeros que viajen en las plazas posteriores. En caso de impacto, el airbag es capaz de inflarse en solo 40 milisegundos, consiguiendo una mejor sujeción que el típico cinturón de tres puntos y distribuyendo cinco veces mejor la energía del golpe sobre el tronco del pasajero.
Al contrario que los airbags que conocemos, que funcionan mediante una pequeña carga explosiva, este sistema funciona mediante gas comprimido almacenado en depósitos ubicados detrás del asiento, lo cual a su vez debe disminuir los peligros de lesiones derivados por el propio funcionamiento de las bolsas de aire, los que son harto conocidos por todos.
Cuando los sensores detectan un posible accidente, se libera el paso del gas que llena la bolsa del airbag, según lo describe la propia Ford, en un parpadeo. Al no existir una reacción química exotérmica tampoco se da el problema de posibles quemaduras como a veces ocurre en los airbags convencionales. Otro punto a favor es que pocos segundos después del inflado, el gas escapa por unos orificios de la bolsa, permitiendo que esta se desinfle y el pasajero pueda liberarse del cinturón y abandonar el vehículo, escapando a cualquier posible explosión u otro peligro una vez sobrevivido al accidente.
Según los ensayos realizados, su acolchado resulta en un cinturón aun más confortable que los tradicionales. De momento, el único modelo en disfrutar de esta innovación será el nuevo Ford Explorer, que se comenzará a producir el año próximo. Su empleo en otros modelos se encuentra aún en fase de estudio.