Pues he aquí que otra fusión se otea en el horizonte, cuando el fabricante francés PSA (Peugeot-Citroen) confirmó hace poco que mantiene el diálogo abierto con el japonés Mitsubishi para estrechar unos lazos de cooperación, que podrían desembocar en una ”alianza estratégica“ que los convertiría en la sexta constructor mundial.
Según el diario económico japonés Nikkei, PSA se dispone a tomar un control del 30 al 50% del capital de una Mitsubishi, que actualmente transita por dificultades de liquidez —en el 2008 sufrió una pérdida neta de 54 900 millones de yenes (414 millones de euros) —, por lo que siguiendo la pista ofrecida por uno de sus portavoces ”una alianza de capitales es una de las posibilidades“, si bien por el momento no se ha adoptado una decisión definitiva.
Cabe recordar además, como hizo notar la agencia AFP, que a mediados de este año, el presidente del grupo industrial francés, Philippe Varin, había afirmado que era ”importante, incluso esencial, que el grupo refuerce significativamente su presencia en (los) mercados dinámicos“ de los países emergentes. Esa ventaja podría brindarla Mitsubishi, ya asentado en mercados complementarios, sobre todo en Asia, por lo que el plan más probable es que la firma nipona emita de 200 a 300 000 millones de yenes en acciones nuevas (1 500 a 2 300 millones de euros) que PSA compraría, obteniendo entre el 30 y el 50% de sus activos.
Al fin y al cabo, ambas sociedades están asociadas desde hace varios años, desarrollando juntas los vehículos todo terreno Peugeot 4007 y Citroen C-Crosser, tecnologías con prototipos eléctricos y una 'joint venture' en Rusia.
Así, la fusión entre los dos grupos no solo sería la primera gran alianza entre un grupo automovilístico japonés y otro extranjero desde la lograda por Nissan Motor y Renault SA en 1999, sino que daría a luz al sexto fabricante mundial, con ventas combinadas por 4,45 millones de vehículos durante el 2008.