Ciertamente, difícil explicarlo mejor. Como expresó el vicepresidente de Toyota Motor Corporation, Atsushi Niimi, China es un mercado ”muy importante“ para su compañía (y las demás automotrices del mundo), por lo que no es de extrañar que el fabricante japonés haya invertido 3 600 millones de yuanes (unos 428 millones de euros) para la reapertura de su factoría en la ciudad de Chengdu.
”Esperamos que esta nueva planta sea otro ejemplo de la espléndida recuperación del área“, aseguró el directivo nipón, durante la ceremonia de inauguración del nuevo recinto, puesto en marcha a través de la 'joint venture' que posee Toyota con la firma local FAW Group Corporation, que ha sido trasladado hasta la Zona de Desarrollo Económico y Tecnológico de esa urbe china, después de que la región fuese asolada por un terremoto en 2008.
No en vano, cabe recordar la notoriedad que ha cobrado el mercado del gigante asiático, al desplazar el año pasado a Estados Unidos como la nueva Meca mundial de las compañías automotrices, por lo cual la nueva instalación de Toyota exhibe ahora una mayor capacidad de producción respecto a la planta anterior, siendo capaz de fabricar 30 000 unidades anuales frente a las 13 000 de tiempo atrás, de ahí que la firma nipona ha generado también 300 empleos nuevos.