Una SUNBEAM S-8 en La Habana

Creado: Vie, 11/11/2016 - 21:52
Créditos
Willy Hierro Allen/ Fotos: Legna Rodríguez
Una SUNBEAM S-8 en La Habana

Las motos inglesas siempre fueron muy apreciadas, tenían un ”cierto toque“ especial que las hacía diferentes a otras norteamericanas y europeas que rodaban en Cuba. Corrían los años 50 del siglo pasado y la motocicleta era la mejor alternativa para el transporte individual, por su ligereza y, particularmente, su economía al compararla con cualquier automóvil de la época.  

En esos años cincuenta, La Habana tenía dos agencias o distribuidoras principales que vendían las motocicletas inglesas: Motores Ingleses, en la esquina de la calle 23 y avenida 26, en el Vedado y  Van Der May (Billy), holandés representante de Matchless y AJS, que radicaba en la avenida 19 y calle 84, del reparto Miramar.

Cuando Melanio Borrero compró su motocicleta SUNBEAM S-8 en 1953, no imaginó que era ”para toda la vida“. De profesión biólogo, don Melanio Borrero cabalgó raudo y veloz su S-8 durante treinta años (1953-1983) con el mismo espíritu que el Quijote guió a Rocinante: amor y lealtad.

Tanto así que dejó la SUNBEAM S-8 a su hijo, Melanio A. Borrero, como preciado tesoro, para que continuara prestando servicios a la familia. El psicólogo Melanio A. Borrero montó la SUNBEAM S-8 por trece años seguidos, de 1983 al 2000, que decidió darle un respiro a su infatigable motocicleta.

Con el cariño que nace del agradecimiento, Melanio A. desmontó su fiel corcel para preservarlo a las futuras generaciones de los Borrero, con el propósito de que fuera tan útil como lo fue a su padre y a él mismo.

Pasaron once años, en los cuales la hermosa SUNBEAM S-8 descansó.

En el año 2011, un nuevo Borrero reclamó los servicios de la invencible SUNBEAM S-8. Se trata de Ayax Borrero, de profesión arquitecto, quien asumió el papel de  mecánico improvisado y dejando planos y proyectos, se dedicó a armar aquello que su padre había desarmado y preservado durante tanto tiempo: la SUNBEAM S-8 familiar. Y la puso a funcionar otra vez.

Así va, cada día, el arquitecto Borrero, como fue su abuelo antes y su papá después, empuñando el manubrio de la S-8 por las calles de La Habana. Tal vez se lo encuentre por ahí, sonriente, con el casco ajustado y mochila repleta de papeles, proyectos y esperanza. Por su parte, la eterna SUNBEAM S-8 de los Borrero, que ya cuenta 63 años de servicio fiel a la familia, sigue andando airosa ”por los siglos de los siglos, amén“.

Créditos
Willy Hierro Allen/ Fotos: Legna Rodríguez