Buscando recuperar el terreno perdido, con la ayuda de su nuevo propietario chino Zhejiang Geely Holding Group, Volvo planea comenzar la exportación de sus autos fabricados en China a partir del año próximo.
De ese modo, la marca sueca podría llevar al mercado de Estados Unidos diez mil unidades de su modelo S60L, un sedán híbrido enchufable de gran potencia que reúne todas las características y apariencia tradicionales de la compañía, pero es producido íntegramente en el gigante asiático. Mientras, el SUV XC90, también fabricado allí, tendría por destino a Rusia.
La idea de apuntalar a China como una sólida base de producción, sin duda, obedece también a la eran propensión al alza en casi un 50% de sus ventas en el gigante asiático, con más de 90 000 unidades previstas para este 2014. Una cifra que sin duda superaría las expectativas en torno a los 80 000 vehículos que Volvo tenía pensado inicialmente vender este año, convirtiendo a China a su vez en su mayor mercado por encima de Estados Unidos.
No por gusto, ya el año pasado la compañía alcanzó a comercializar en China un total de 61 146 unidades (un 46% más que en 2012), lo que representa apenas 77 vehículos menos que en Estados Unidos, donde sus ventas cayeron un 10% a 61 223.
De ahí que Volvo se ha propuesto implementar dos plantas de ensamblaje en el país para exportar a Estados Unidos, Rusia y posiblemente otros mercados como el sudeste de Asia. Una factoría suya en la ciudad de Chengdu comenzó a producir ya el sedán S60L a finales del año pasado, y en la ciudad de Daqing se está incrementando la producción del XC90.
Y en ese sentido, el jefe global de relaciones con los medios de Volvo, David Ibison, anunció que ambos centros productivos deben alcanzar la plena capacidad de alrededor de 250 000 vehículos al año para el 2018, por lo que en los próximos años una avalancha de Volvos se venderán desde China.