La Habana, 501 años sobre ruedas

Creado: Lun, 16/11/2020 - 10:29
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Marylin Luis Grillo
La Habana

Dos autos y dos viajes fueron insuficientes para conocer todas las maravillas que esconde La Habana, capital de todos los cubanos, en sus 501 años de historia.

Para muchos es La Habana una ciudad detenida en el tiempo, donde discurren las tradiciones tan lentamente que la modernidad se torna casi anacrónica; capital quinto-centenaria, cuyos inicios se pierden —si no en fecha— geográficamente. No obstante, poco paraliza a la urbe. El tiempo pasa también para los que aquí vivimos entre autos de los `50 y ómnibus eléctricos e híbridos que ya sorprenden con su paso descontaminante anunciando futuro.

En Excelencias… la recorrimos como prefiere hacerlo un habanero auténtico: sobre ruedas y a motor, orgullosos de la capital y decididos a llegar hasta donde muy pocos de los nacidos en la costa norte habían llegado antes.

UN SAFARI A LOS ORÍGENES

La Villa de San Cristóbal de La Habana fue fundada por Diego Velázquez en 1515, cuando la colonización de Cuba (por aquel entonces todavía isla Juana) estaba «a medio camino». El lugar exacto se ha perdido. Aunque es posible imaginarlo —casi adivinar a punta de dedo si leemos los anales de la época y los escritos del Adelantado y de Cristóbal Colón—, lo cierto es que hallazgos científicos no quedan, solo el escudo de armas de Melena del Sur, un pueblo en la desembocadura del río Mayabeque, anuncia en latín que allí se estableció primero: HIC PRIMO HABANA CONDITA EST.

La Habana

Sobre un jeep Suzuki Jimny llegamos hasta el lugar. El 4x4 de Rent a Car Vía fue perfecto para el trayecto que nos propusimos. Nos llevó por carretera hasta el pueblo y luego más allá: tierra, barro y hasta arena debimos sortear para alcanzar el sitio más aproximado posible donde se fundó la villa.

Sobre el Suzuki imaginamos la escena, bordeamos el río y tocamos el mar Caribe con la punta de los pies antes de volver atrás. Sentimos por un momento la sorpresa de los siboneyes que poblaban antes la zona, la maravilla del conquistador que descubría nuevos mundos y la mezcla de cultura que quedó grabada en el propio nombre del asentamiento, porque junto al santo patrón Cristóbal se impuso el vocablo «habana» como huella de que los aborígenes llegaron primero.

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No fue hasta 1519 que los movimientos poblacionales llegan hasta el sitio actual de la ciudad. Y allí comienza otro tramo de nuestro recorrido.

En busca de las raíces de La Habana en un jeep Suzuki

LA ALAMEDA DE PAULA

El primer paseo marítimo de la ciudad fue construido en 1777, durante el reinado de Carlos III. El nombre proviene de la cercana Iglesia de Paula y en sus inicios era un terraplén con dos hileras de álamos y bancos. Entre 1803 y 1805 se pavimentó, en 1841 se ampliaron las escaleras de acceso y se agregaron farolas, y hacia 1847 se incluyeron bancos y se levantó una fuente con una columna de mármol blanco esculpida en el norte de Italia. También se erigió el Teatro Principal El Coliseo, destruido por un incendio tiempo después, y hoteles como Armadores de Santander, que llega hasta nuestros días.

En 2008, se inauguró la catedral Ortodoxa Nuestra Señora de Kazán, de estilo bizantino y con cúpula de oro.

En busca de las raíces de La Habana en un jeep Suzuki

CALLES COLONIALES Y LA CIUDAD QUE CRECE

La desembocadura del Almendares (segundo escenario para la otrora villa y que quedó apodado en la historia como Pueblo Viejo) es completamente diferente a la del Mayabeque. Aquí la ciudad ha tomado la naturaleza: un túnel une la vía con la zona oeste de la capital y el antiguo Torreón de la Chorrera, estandarte siglos atrás de la defensa de la bahía contra corsarios y piratas, es ahora un restaurante y centro cultural.

La Habana Vieja y su sistema de fortificaciones fue declarado Patrimonio Cultural de La Humanidad en 1982. A varios de sus sitios más emblemáticos llegamos en nuestro recorrido por la historia.

CONVENTO DE SAN FRANCISCO DE ASÍS

Más de 200 años y varias luchas contra los vientos les llevó a los habaneros ver culminada la obra, que inició en 1548 y terminó en 1738. El edificio se ubica en la plaza del mismo nombre y está compuesto por tres amplias naves, sostenidas por doce columnas representando a los doce apóstoles de la iglesia católica. La torre, de 48 varas de altura, fue la más alta de la ciudad durante varias centurias y estaba coronada por una imagen de San Francisco de Asís en piedra, cuya cabeza fue arrancada por el huracán de 1846.

La Habana 501 años

Actualmente es el Museo de Historia Colonial y acoge, en la Basílica Menor, una sala de música sacra y de cámara. En el patio hay una estatua de la madre Teresa de Calcuta y en una de sus puertas «camina» el Caballero de París. El acceso en carro está restringido solo a la entrada por la Avenida del Puerto.

ESTACIÓN CENTRAL DE FERROCARRILES

Es la principal estación ferroviaria de Cuba y su origen está envuelto en historias de duelos y fraudes.

El edificio, centro del sistema ferroviario del país, es de estilo ecléctico, posee cuatro plantas y un entresuelo. En su fachada principal, por la calle Egido, destacan dos torres que llevan representados los escudos de Cuba y La Habana, respectivamente. Sus sistemas de vías elevadas cuentan con casi un kilómetro de extensión, y sus patios de pasaje y carga tienen un área de 4 000 m².

En busca de las raíces de La Habana en un jeep Suzuki

LA MURALLA

Numerosos ataques de corsarios y piratas guarda La Habana en su historia. De la necesidad de protegerla son todas las fortificaciones que hoy día hacen tan atractiva la capital. La más extensa es la muralla, cuyos restos aparecen diseminados por las calles coloniales como huellas de la línea de cantería que iba desde el Castillo de la Punta, a la entrada de La Bahía, hasta los terrenos de la actual Estación Central, con baluartes, garitas, puertas y puentes levadizos.

Llevó 137 años construirla completamente y 123 después comenzó su demolición ante el crecimiento de la ciudad.

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PASEO DEL PRADO

A semejanza del español, el Paseo del Prado de La Habana es uno de los escenarios más recorridos de la ciudad. Fue construido en 1772 y su primer nombre fue Alameda de Extramuros o de Isabel II, por hallarse fuera de las murallas. En 1928 el arquitecto paisajista francés Jean-Claude Nicolas Forestier rediseñó la avenida para convertirla en uno de los paseos más importantes de La Habana y de América Latina, fue entonces cuando se construyeron (con bronce de los cañones que antes protegían a La Habana de corsarios y piratas) ocho leones que parecen custodiar el paso.

Está dividido en cuatro secciones: el Paseo, el Parque Central, la Explanada del Capitolio y la Plaza o Parque de la Fraternidad, con la Fuente de la India o la Noble Habana, en homenaje a una de las leyendas del origen del nombre de la ciudad.

Cada esquina del paseo abre paso a un relato, y en sus laterales podemos encontrar importantes hoteles como el novel Packard.

POR LA HABANA SOBRE RUEDAS

EL CAPITOLIO NACIONAL DE LA HABANA

Su construcción data de 1929. Con una clara inspiración neoclásica, su fachada es a columnas y la cúpula (de 91,73 m) está remachada en oro desde 2019. Se estima que el Capitolio de La Habana es el tercero en importancia por su construcción monolítica en el mundo y el único de esas características construido en el siglo XX.

En altura y diámetro, la cúpula habanera es la sexta del mundo y en el momento de su construcción solo la superaban en su estilo las de las catedrales de San Pedro, en Roma, y San Pablo, en Londres. Bajo la bóveda se ubican la réplica del Diamante del Capitolio, que perteneció al último zar ruso y marca el kilómetro cero de las carreteras cubanas, y La República, la tercera mayor estatua bajo techo del mundo.

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AL OTRO DE LA BAHÍA

En un Peugeot 508 atravesamos el Túnel de la Bahía de La Habana (una de las siete maravillas de la ingeniería civil en Cuba y el mayor de los que unen la ciudad) en una segunda jornada de viaje. Al otro lado, nos esperan dos de los estandartes de la defensa habanera colonial: el Castillo de los Tres Reyes del Morro y la Fortaleza de San Carlos de la Cabaña.

Del primero, su faro guía hasta puerto seguro, mientras el segundo queda como huella del poderío español en América al constituirse como el mayor complejo militar que hiciera la corona hispana en el Nuevo Mundo.

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Allí vimos, también, nuestro Cristo, que bendice la capital desde sus 51 m sobre el nivel del mar. De regreso: el malecón, la más extensa de las calles habaneras, que con su muro nos hace mirar más allá, quizás al pasado o al futuro, y delimita a la ciudad en sus 501 años de historia, que se mueven —como nosotros— al ritmo trepidante del motor.

📷: MAYKEL ESPINOSA / ABEL ROJAS / MARYLIN LUIS GRILLO

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Marylin Luis Grillo

Sobre el autor

Graduada de Periodismo en la Universidad de La Habana en el año 2015.

Ha cursado los Diplomados de Análisis del Discurso, Género y Comunicación, entre otros.

Especialista en temas Internacionales. Ha trabajado en publicaciones periodicas y revistas.

Colabora en Excelencias del Motor desde el año 2017.