
Audi ha revelado lo que será su futuro más inmediato al presentar el Audi Concept C, un prototipo deportivo biplaza 100% eléctrico que es más que un simple ejercicio de estilo.
Y es que entre las intenciones de la marca está materializar una nueva filosofía de diseño basada en la «simplicidad radical» y la precisión técnica, que allanará el camino a los próximos modelos de producción.
Bajo el lema de «menos es más», el Concept C encarna el «minimalismo atlético», con un diseño que prima la pureza de las formas y las superficies sólidas, intersectadas por una sola línea que define toda su arquitectura. Un frontal icónico con un nuevo marco vertical.
La vista frontal del Concept C es la mayor ruptura con el pasado reciente de Audi. El elemento central es un nuevo marco vertical que reinterpreta el legado de la marca, inspirándose en clásicos como el Auto Union Type C de 1936 y el Audi A6 C6. Ese marco da forma a toda la delantera, integra los sensores y presenta los emblemáticos cuatro aros.
Uno de los puntos más innovadores del Concept C es su solución de techo rígido retráctil. Lo componen dos elementos que se accionan eléctricamente. Mantienen una silueta monolítica y limpia tanto abierto como cerrado. El color exterior, Titanium, refuerza esta idea de elegancia técnica.

Las proporciones del vehículo son de un habitáculo que se extiende hacia atrás, asentado firmemente sobre la carrocería. Una línea de hombros marcada y unas traseras con lamas horizontales subrayan su carácter deportivo y ancho. El prototipo mide 4.520 mm de longitud, de los que 2.568 mm corresponden a la distancia entre ejes. Tiene nada menos que 1.970 mm de ancho y apenas levanta del suelo 1.285 mm.
Estrena firma lumínica con cuatro elementos horizontales en los grupos ópticos delanteros y traseros. Ahí, en la zaga, hay bastantes detalles que nos recuerdan al R8.
Interior: Lujo táctil y libre de distracciones
El interior del Concept C apuesta por la claridad arquitectónica y las formas geométricas definidas. Los controles físicos, fabricados en aluminio anodizado, ofrecen una retroalimentación háptica de alta calidad, con ese inconfundible «clic» de Audi. El volante, con los cuatro aros de metal en el centro, es el epítome de esta precisión técnica. La tecnología está al servicio del usuario de forma intuitiva.

Una pantalla central escamoteable de 10,4 pulgadas proporciona la información justa y necesaria, adaptada al contexto, complementada por controles táctiles en el volante y la consola central. Los materiales naturales y una iluminación ambiental indirecta crean un ambiente refinado, cálido y elegante.
¿Será el germen de un futuro Audi TT? Lo que indica la marca es que sentará las bases para toda una nueva generación de Audi. Y es que en los próximos dos años se renovarán 20 modelos.
Aun no se conocen detalles técnicos de la propulsión, pero la colaboración con Rivian permitirá acelerar el desarrollo de software y deportividad. La llegada a la Fórmula 1 implica también un cambio en la filosofía de diseño.
