
El Malecón de Cienfuegos no necesita presentación, habla por sí solo y seduce con toda la riqueza que de él se desprende.
Indiscutiblemente el Malecón de Cienfuegos es uno de los sitios más visitados de la ciudad. Conocido también como Malecón de Punta Gorda, el muro que atrapa las aguas interiores de la Bahía de Jagua y toda su naturaleza marina ha devenido lugar de encuentro de los hijos de la ciudad.
Cuentan que la zona comenzó a rellenarse a partir de material dragado del puerto y lo que fue la laguna Marsillán cambió por el año 1920 para convertirse en símbolo de la Perla del Sur. Años más tarde todos reconocerían la vía como Avenida del Malecón la que fue asfaltada e iluminada por el financiamiento de sus acaudalados pobladores.
El antiguo Yacht Club (Club Cienfuegos), el Palacio Azul, el Palacio de Valle (monumento del eclecticismo cubano), además del Hotel y Castillo de Jagua son algunas de las edificaciones que adornan la hermosa ribera. No es de extrañar que los primeros vehículos de la época se pasearan por esta calle principal para que sus propietarios disfrutaran de la vista.
Durante los últimos años la Federación Internacional de Motonáutica escogió la bahía de Cienfuegos como una de las mejores pistas acuáticas de Centroamérica y el Caribe, razón para que el Malecón sea hoy anfitrión de tradicionales regatas e importantes eventos competitivos entre los que figuran los de canotaje y el Gran Prix La Isla Grande.
El Malecón ha dejado de ser la representación de una muralla baja para atrapar las aguas evitando su entrada a la ciudad. Se ha convertido en uno de los elementos más importantes para definir a la ciudad que más que urbe es nuestra Perla.