H6C Dubonnet Xenia fue simbólico para la aristócrata Hispano-Suiza ¿Sabe qué la marca estuvo en la I Guerra Mundial y luego el auto batió record mundiales?
Un poco de historia del H6C Dubonnet Xenia
Aunque pocos la recuerden, Hispano Suiza fue una marca fundada en 1904 por el catalán Damiá Mateu y el ingeniero suizo Marc Birkigt, en España. Se consolidó en la Primera Guerra Mundial (PGM), con excelentes motores de aviación. De aquí adopta la cigüeña como su símbolo, en honor a una heroica escuadrilla francesa, equipada con motores Hispano-Suiza, que llevaban esa ave pintada en el fuselaje.
Su pedigrí la eleva a propietarios como: rey Alfonso XIII, rey Gustavo V de Suecia, Carlos II de Rumania, Abbas II Hilmi de Egipto, príncipe Luis II de Mónaco, Sha de Persia, príncipe Dimitri de Rusia, André Citroën, Edsel Ford, René Lacoste, Cartier, Bacardí, Tissot, Bulova, Albert Einstein y Pablo Picasso.
H6C Dubonnet Xenia
En el Salón del Automóvil de París, de 1919, se presentó el H6B, base de nuestro protagonista. Era un auto lujoso, vanguardista y de sofisticada técnica, equipado con novedosos motores, basados en los de aviación, y portador de una primicia mundial: los frenos servoasistidos, continuando el afán por la innovación y la alta tecnología.
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En 1924, el H6C fue creado para ser el auto más veloz de su época. Tenía un poderoso motor de seis cilindros, 8 litros y 160 CV de potencia. En principio, estaba acoplado a un esquema de tracción trasera y caja mecánica de tres cambios. Lograba hasta 177 km/h.Tuvo dos versiones, una de chasis largo de lujo y otra de chasis corto, para la competición. Esta última, batió 8 récords mundiales.
André Dubonnet fue miembro de la Escuadrilla Cigüeña, en la PGM, y conocía bien las virtudes de los motores Hispano-Suiza. Piloto aficionado del automovilismo, inventó y patentó un sistema de suspensión independiente –lleva su nombre- utilizado por GMC, FIAT y otros fabricantes. A principios de los años treinta, adquiere el chasis H6C no. 103 y lo transforma, según sus criterios. Equipado con una caja de cuatro cambios, le incorpora su sistema de suspensión, mejorando su comportamiento.
La carrocería la diseña Jean Andreu y la construye Jacques Sacutchik, logrando un auto extraordinario, de belleza incomparable. Le llama Xenia, por su última esposa, y apenas puede disfrutarlo. Con la Segunda Guerra Mundial, debe esconderlo hasta 1946, cuando reaparece en la inauguración del túnel de la autopista Saint Cloud, en Paris.
EPILOGO
Justo ese año, Hispano Suiza es nacionalizada. Sin embargo, nunca dejó de pertenecer a la familia catalana.
