El Subaru Justy I fue muy popular en Latinoamérica, allá en los años 80. Con él, Excelencias del Motor propone una mirada al Sur sin fríos conceptos, más cerca del corazón.
A pesar de las definiciones aceptadas sobre autos clásicos, nos gusta regresar —de tanto en tanto— sobre aquellos modelos humildes, de gran popularidad, que ayudaron a construir el presente de muchos de nosotros. Autos pequeños, poco costosos, sin grandes pretensiones en estilo que tuvieron el solo propósito de ser útiles.
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En regiones como Latinoamérica, tan necesitada de este tipo de vehículos, su existencia cobra mayor relevancia. Por eso, queremos reconocer modelos como este Subaru Justy I, que ojalá muchos recuerden con cariño.
Las marcas japonesas ya habían dado el salto para los años 80 y eran reconocidas por su fortaleza, fiabilidad y economía. Conscientes de esto, los nipones propusieron en nuestra región modelos que funcionaban muy bien en su natal Japón y no tenían cabida en las ricas Norteamérica y Europa.
Uno de ellos sería el Subaru Justy –antecesor del más reciente Vivio- que continuaba la estética del Suburo Rex, pero proponía una mecánica completamente nueva y más moderna.
Este pequeño forzudo fue presentado en 1984 y se ofrecía con dos motores gasolina, ambos de tres cilindros en línea. Uno de 1.0 litros y el otro de 1.2 litros de cilindrada. Son plantas pequeñas, pero muy eficientes y fiables, reduciendo los costes de mantenimiento de forma brutal.
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Podían estar acoplados a un esquema de tracción a las ruedas delanteras, pero también se ofrecía el sello distintivo de la marca: la tracción total o a las cuatro ruedas. Esta última se accionaba desde un botón en el centro de la palanca de cambios. Gracias a esta característica mejoraba mucho su capacidad tractiva, haciendo posible que el Subaru Justy se atreviera en caminos con nieve, lodo y sortear caminos de alguna dificultad.
De igual forma, existían dos opciones de cajas de cambios: una de cinco marchas hacia delante y una transmisión variable continua.
Su imagen no desmerecía para este tipo de auto, y recibió mejoras a través del tiempo. Así, para 1989 el Justy recibe faros estilizados delante y detrás, los parachoques pierden las líneas rectas y duras y se adaptan a los rasgos que comienzan a predominar a los inicios de los años 90.
Todavía en 1993 se incorpora la inyección electrónica, mejorando eficiencia, permofances y comportamiento medioambiental.
El Subaru Justy llegó a tener tres generaciones, pero, excepto este primera, las restantes fueron refritos de Daihatsu y Suzuki.
