A finales de 2019 realizó el vuelo de prueba inaugural el ePlane, primer avión comercial totalmente eléctrico, un hidroavión modernizado para volar con electricidad.
El futuro ya está aquí. Las ganancias y la energía limpia no se encuentran por caminos divergentes, así piensa la aerolínea canadiense Harbor Air, que transporta medio millón de pasajeros al año entre Vancouver y las zonas aledañas. En palabras del piloto del revolucionario avión y además fundador y director ejecutivo de la compañía, Greg McDougall: “nuestro objetivo es electrificar toda la flota”.
El aparato es un hidroavión DHC-2, de Havilland Beaver, de 62 años de explotación y con capacidad para 6 pasajeros, que fue modernizado con un motor eléctrico magni500 de 750 caballos de potencia (560 kW), el cual se puede adaptar a aviones que funcionan hoy con combustibles tradicionales.
Fue denominado ePlane y despegó de la ciudad canadiense de Vancouver. El vuelo concluyó, satisfactoriamente, a los 15 minutos en Richmond, Columbia Británica; un viaje fugaz sobre el río Fraser, durante el cual los cerca de 100 espectadores pudieron apreciar este hito de la aeronáutica poco después del amanecer, según describió The Guardian.
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El motor del ePlane fue diseñado de conjunto con la compañía australiana de ingeniería magniX y representa el primer paso de las aerolíneas comerciales del mundo hacia la electrificación de su amplio parque de aviones, dado que la aviación civil es una de las fuentes de mayor y más rápido crecimiento de emisiones de contaminantes y en especial de carbono hacia la atmósfera, razón por la que la Organización de Aviación Civil Internacional ha sugerido la utilización de biocombustibles y energía limpia.
Los aviones eléctricos, al igual que sus homólogos terrestres, no contaminan, no hacen ruido, necesitan menos mantenimiento y resulta más barato, lo que, unido a la no utilización de combustibles fósiles, tendrá un impacto en el futuro en la disminución de los precios en el transporte mundial.
La principal reticencia en el presente de los aviones eléctricos constituye su limitada autonomía pues son pocos los modelos que superan los 150 kilómetros, aunque los pasos agigantados de la tecnología en el presente nos hacen soñar con un futuro totalmente eléctrico.
