Su atención por favor: los pasajeros del vuelo a ninguna parte, abordar por la puerta número… Así se escucha en el aeropuerto ¿Qué es eso?
Con la amenaza de perder 46 millones de empleos a nivel global, algunas aerolíneas han inventado los llamados “vuelos panorámicos” o como se le conoce en el mundo de la aeronáutica, los “vuelos a ninguna parte”. Son aeronaves que despegan y aterrizan en el mismo aeropuerto, tras volar por encima de singulares lugares emblemáticos del mundo.
El actual impacto de la pandemia de COVID-19 que ha originado el cierre de fronteras y aeropuertos, así como el declive de la industria turística y de servicios, hace que el futuro de las aerolíneas sea incierto. La ATAC (por sus siglas en inglés: Grupo de Acción del Transporte Aéreo), un organismo que representa a las líneas aéreas, aeropuertos, los fabricantes de aviones y otras entidades ligadas al sector aeronáutico, ha pronosticado una lenta recuperación.
Esta proyección de la ATAC está basada en una investigación de Oxford Economics, la cual augura que recobrar el nivel de desempeño de esta gigantesca industria del ocio llevaría su tiempo y pone en peligro casi la mitad de los más de 87 millones de empleos que dependen directa o indirectamente de ella.
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Ya son varias las aerolíneas que han puesto en acción sus aeronaves para realizar el vuelo a ninguna parte. Una de ellas es Royal Brunei Airlines, la que, en un vuelo a ninguna parte, de 85 minutos, sobrevuela por el país al tiempo que ofrece a los pasajeros platillos típicos de la cocina local, en un viaje llamado “cena y vuela”.
Otras de las líneas aéreas que han estado activas en el vuelo a ninguna parte, son la taiwanesa EVA Air, con su avión temático Hallo Kitty, para un viaje de ida y vuelta al mismo lugar, y la StarLux, que hizo volar a sus aviones para que los pasajeros vieran desde el cielo las Islas Pratas.
Por su parte la japonesa All Nippon Airways también ofrece sus vuelos, de 90 minutos, con temática hawaiana. Uno muy interesante es el de Qantas, la aerolínea australiana, que vuela a la Antártida. En 4 horas de vuelo por encima de la Antártida (12 horas totales de vuelo), puedes disfrutar de ese paisaje polar, en su desoladora belleza, desde la ventanilla del avión.
En un momento en el que la mayoría de las personas están atrapadas en casa, ansiosas por salir y sin la más mínima posibilidad de poder viajar, los “vuelos a ninguna parte” son un alivio para la gente agobiada, sin tener a donde ir y, por otra parte, significa un respiro para las aerolíneas que, al menos, le permiten mantener al personal trabajando.
Aunque la mayoría de las personas podrían pensar que estos “vuelos a ninguna parte” no cumplen su esencial función de trasladarse de un lugar a otro, otras más románticas afirman que los vuelos, en sí, son una de las partes más emocionantes de un viaje. Y para esas personas se han creado los “vuelos a ninguna parte”, que son algo así como un bálsamo cuando la mayoría de los viajes ha sido cancelada.
Pero no a todos satisfacen estos “vuelos a ninguna parte”. Los ecologistas nos recuerdan que la aviación comercial provoca el 2 % de las emisiones de CO2 del mundo, según la Comisión Europea, y 8 % de acuerdo con cifras de los ambientalistas. Asimismo, afirman que una aeronave comercial en vuelo de Londres a Nueva York contamina tanto como un hogar europeo durante todo un año.
