Suecia estrenó la primera carretera eléctrica del mundo en la que se recarga la batería mientras se conduce, un proyecto que está todavía en prueba.
La primera carretera eléctrica del mundo ya existe y está en Suecia. El proyecto, que se encuentra en sus etapas iniciales, comprende de momento unos dos kilómetros de vía pública en las afueras de Estocolmo, donde se instaló un carril eléctrico en medio de un carril de circulación.
El proyecto piloto eRoadArlanda es un intento de resolver uno de los mayores retos a los que se enfrenta el sector del transporte: cómo transportar mercancías y personas de una manera que no perjudique al clima mediante las emisiones de gases de efecto invernadero ni la calidad del aire mediante la contaminación del óxido de nitrógeno.
Explica eRoadArlanda que va a cumplir su promesa de poner en marcha una solución relativamente barata y fácil para resolver los problemas de costes de los coches eléctricos y la ansiedad de rango, al permitir a los fabricantes reducir el tamaño de la batería.
La tecnología en sí es bastante simple. Consta de un brazo móvil, instalado en la parte inferior del vehículo eléctrico, que entrega la carga eléctrica cuando se conecta con un riel metálico incrustado en la carretera. Cuando el vehículo se aleja de su carril, el brazo se retrae automáticamente. La tecnología también puede calcular la cantidad de energía que cada automóvil ha consumido y cargarla al vehículo y usuario apropiados.
Esta alternativa no es la primera que prueba el país escandinavo, pues hace dos años experimentó con un sistema de cable aéreo, pero la carretera eléctrica se cree más fácil y más económica de instalar que el fallido experimento y que la cargar por inducción.
Tampoco será necesario extenderlo a todo el país. Según explica Hans Säll, director ejecutivo del consorcio eRoadArlanda, “si electrificamos 20 000 km de carreteras, eso definitivamente será suficiente. La distancia entre dos carreteras nunca supera los 45 km y los autos eléctricos ya pueden recorrer esa distancia sin necesidad de recargarse. Algunos creen que sería suficiente con electrificar 5 000 km”.
Y para aquellos preocupados por la seguridad del sistema, Säll dice que es casi tan peligroso como una toma de corriente en la pared. Los raíles con corriente están ocultos para evitar electrocuciones o que los elementos los dañen.
Sin embargo, quedan dudas todavía. Rick Greenough, profesor de sistemas de energía de De Monfort University, considera que el principal problema de instalar este tipo de carreteras es su mantenimiento. La tensión de la primera carretera electrificada no es baja –200 KW–, lo que obliga a tener fuertes medidas de seguridad. La electricidad circula por la parte baja de los raíles, a unos seis centímetros de profundidad, pero según explicaban sus creadores en el periódico sueco Thelocal, “incluso si la carretera se anega con agua salada, sobre la superficie solo habría un voltio de tensión”.
Para prevenir los cortocircuitos, los rieles están ocultos a la vista. “Esto significa que los vehículos solo pueden comenzar a cargarse cuando la pastilla se inserta en la ranura del carril”, explica Grenough. “Uno puede imaginarse el daño que se puede causar a la carretera y el vehículo si el camión no se desengancha limpiamente antes de intentar una maniobra de adelantamiento”.
Sin embargo, la prueba sigue y habrá que ver a futuro si tiene éxito o no. De lograrlo, el Ministerio de Transportes de Suecia planea electrificar las vías que conectan las tres ciudades más pobladas del país: los 1 365 km que unen a Estocolmo, con Gotemburgo y Malmö.
