Un Jaguar Mark VII de 1952 rescatado del olvido luce toda su clase
A unos siete kilómetros al este de La Habana, hay un caserío de pescadores con una singular personalidad que le ha valido la preferencia, a veces inexplicable, de incontables personalidades. Hablamos de Cojímar. Allí, atado al sólido salitre de la corriente del Golfo ha crecido Oscar Valdés López, un joven de 32 años, técnico en explotación del transporte ferroviario y un clásico emprendedor, capaz de dar vuelta a la vida cada vez que las circunstancias lo exijan.