El “Tren de la muerte”

Creado: Dom, 09/07/2017 - 15:51
Créditos
Ana París
El “Tren de la muerte”

El ferrocarril oeste de Buenos Aires fue el primero inaugurado en  la argentina, en 1857. Iba desde la estación Parque, hoy es el actual teatro Colón en pleno centro porteño hasta el entonces pueblo de Flores, mucho antes de que la capital argentina se convirtiera en la mega ciudad que es hoy.  

Por el endeudamiento argentino y por presión de los capitales ingleses, en 1890 fue vendido a una empresa inglesa.

Cabe destacar que la primera locomotora se llamóLa Porteña, y fue llevada del barco a la estación por treinta bueyes. El primer maquinista, un italiano de la Toscana solo tenía experiencia de un año en el ramo. La lluvia impidió su primer viaje, en el segundo de prueba se descarriló y en el tercero hizo la ida sin problemas, pero al regreso se descarriló, uno de los pasajeros así lo contaba:

”Estando el tren sobre un terraplén, zafó la locomotora, corrió por alguna distancia sobre los durmientes, rompiendo unos 60 o 70 m. El choque fue muy violento; las cabezas de los señores Van Praet y Gowland se encontraron, saliendo el último con una herida en la cara en sangre. El señor Moreno fue lanzado de cabeza contra el cuerpo del señor Llavallol y el señor Miró, que fumaba, se encontró con el cigarro en la nuca, entre la camisa y la carne que le quemaba“.

Los actos vandálicos también hacían lo suyo para impedir que este gigante realizara sus 10 km de recorrido, uno de los pasajeros de entonces lo describe así:

”El camino es precioso. Va por un paralelo a la calle principal a Flores, atravesando quintas y sembrados de ambos costados, presentando a la vista el más bello panorama. Corríamos a 20 millas por hora sobre las 400 varas de "rails". Tuvimos que pasar frente a Flores: un mal intencionado había arrancado uno de los travesaños ocultos en que descansan los rails(...) Igual maldad cometieron arrancando palos y alambres que circundan el camino a cincha de caballo a la noche del domingo, lo que se manifiesta por las pisadas de estos y por haber dejado los palos y alambres a poca distancia....“.

Por muchos años fue la empresa más lujosa, orgullo de los argentinos. En la inauguración  estuvieron los grandes caudillos del momento y hasta un cacique vestido de militar.

En 1871, durante la epidemia de fiebre amarilla, se incorporó un tramo de ferrocarril para funcionar como receptora de ataúdes.Se lo conocía como el Tren de la muerte y además del depósito de cadáveres. Un  conductor de la locomotora La Porteña, condujo este lúgubre tren y falleció víctima de la epidemia a los 36 años.

Anécdotas curiosas de la época: un muchacho se acostó sobre la vía por una apuesta y el tren le pasó por encima.  Un jinete hizo una apuesta con los maquinistas, estos le hicieron creer que ganaba él la carrera poniendo la locomotora en marcha atrás. Cuando estaba por ganar, pusieron en marcha la locomotora y por supuesto ganó el tren. Al cacique Yanquetruz le hicieron creer que el tren era conducido por un caballo, el pobre indio buscaba dentro de la locomotora el caballo comecarbón y respirallamas.

Para traer agua pura para las locomotoras se realizó el primer acueducto que trajera el preciado líquido, hasta entonces solo había aguateros recolectando agua de lluvia.

Las anécdotas más importantes sin embargo, tuvieron que ver con el avistamiento de supuestos espíritus trasladados, algunos hasta conversaban con el maquinista y otros lo asustaban parándose delante de la locomotora.

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Ana París