Hace 86 años, atravesar el Atlántico era una hazaña casi imposible, proeza que lograron para la inmortalidad los pilotos españoles Barberán y Collar.
El Cuatro Vientos, un Breguet XIX Superbidón, fue fabricado por Construcciones Aeronaúticas (CASA) y tenía que cumplir una difícil tarea: cruzar el Atlántico por su parte más ancha. El vuelo atravesó 8 095 kilómetros, recorridos en 39 horas y 55 minutos, siendo el más largo realizado hasta entonces.
Con 38 años de edad, el capitán Mariano Barberán era toda una autoridad en lo que a la aeronáutica se refiere y un piloto muy calificado; y el teniente Collar (26 años) el piloto de pruebas más hábil de la aviación española.
El día del aterrizaje, a las 2:05 pm, hora de Cuba, informaron desde Guantánamo el primer avistamiento del Cuatro Vientos, el cual volaba a unos 1 200 metros de altitud. El tiempo era malo para aterrizar por lo que continuaron vuelo a 700 metros de altitud.
Las Tunas reportó su paso a las 2:30 pm, y a su vez, los observadores en Camagüey lo detectaron sobre esa ciudad a las 3:10 pm. Cruzaron sobre Florida a las 3:20 pm, pero no pudieron continuar. Las condiciones del tiempo empeoraron, razón suficiente para efectuar un giro de 180 grados y poner el avión rumbo a Camagüey, donde aterrizan a las 3:39 pm del 11 de junio de 1933.
El pueblo camagüeyano les tributó un emotivo y cariñoso recibimiento a los pilotos españoles. Allí los esperaban el director del periódico El Camagüeyano y el presidente de la Colonia Española en la demarcación y el mecánico del avión, sargento Modesto Madariaga, con los uniformes de los tripulantes, el arrancador y el cilindro de aire para la puesta en marcha del motor.
Los tripulantes del Cuatro Vientos emitieron sus saludos desde el hotel y a través de la emisora local CMJK, la Voz del Camagüeyano, mensaje que fue trasmitido en cadena por las emisoras de radio de todo el país.
En horas de la tarde del siguiente día (2:22 pm), el Cuatro Vientos partió rumbo a La Habana. Cerca de Matanzas los esperaban condiciones meteorológicas adversas, además de cuatro aviones militares que los escoltaron hasta el aeropuerto de Columbia donde aterrizaron a las 5:15 pm, luego de sobrevolar la capital.
Camagüey lleva orgulloso el azar de haber sido escogido para formar parte de la historia de la aviación. Y para recordar a todos que un día se unieron por vuelo Sevilla y Camagüey, se encuentra allí el monumento que rinde honores a quienes volaron en el Cuatro Vientos.
