Pekín con la apertura el 30 de diciembre de 2017 de tres nuevas líneas ferroviarias (dos de estas: tecnología de levitación magnética, y tranvía turístico al noroeste de la ciudad), abrió el 2018 a todo tren, y se robó el show al presentar como parte de ese programa el metro sin conductor, número uno de su tipo; a lo que se añade que la línea de Yanfang —tramo que cubrirá—, fuera la primera realizada por un grupo de empresas chinas.
La puesta en marcha de este transporte se enmarca en la estrategia Made in China 2025, enfocada a remodelar la base industrial del país. El tramo —con una longitud de 16.6 km— unirá los distritos de las afueras de la metrópoli con la red suroeste, y contará con nueve paradas. Una velocidad operativa de 80 km/h, con capacidad para 1 262 pasajeros. Estos nuevos vagones automáticos disponen de un guía centralizado que controlará la velocidad, frenado, apertura y cierre de las puertas.
La Comisión de Transportes ha proyectado la inversión con vistas a mejorar la calidad del desplazamiento en la ciudad para quienes viven en el distrito sur de Fangshan, y asimismo aumentar el confort en el traslado; y según refirió el director municipal de Transporte, Zhou Zhengyu, los proyectos incluyen, además, que otras líneas también se unan a la tecnología sin conductor, entre estas la que se dirige al nuevo aeropuerto en la localidad de Daxing.
Si hacemos un poquito de historia hay que referir que el sistema de transporte ferroviario metropolitano (metro) de la República Popular de China se implementó precisamente en Pekín. La construcción del metro inició en 1965, cuyo primer trayecto —de Pingguoyuan a Sihuidong— se concretó en 1969, y comprendía 23 estaciones y 31 km de longitud.
A 49 años de inaugurada esa línea la capital China, conjuntamente con la ciudad de Shanghái, son punteras tanto en la red de extensión como en la cantidad de pasajeros que transportan —especialmente en las horas picos, con gran demanda de este servicio—, un promedio de 8 millones diarios.
Actualmente el metro de Pekín entra en una nueva fase de expansión… y promete tomar la delantera. Con 22 líneas, 608 km (el segundo del orbe después de Shanghái), continúa construyendo nuevas, o extensiones de otras ya existentes, con el objetivo de alcanzar 999 km para el 2021, lo que podría situarla como la más extensa del mundo.