El Porsche 944 fue lanzado en 1981, pero su ritmo de asimilación fue tan lento que no sería hasta 1989 que llegaría al mercado esta versión conocida como 944 S2 Cabriolet. Este fue, sin dudas, un modelo infravalorado tanto por especialistas, como por compradores y que, sin embargo, ilustra de manera excelente todos los argumentos a favor de lo que se entiende por un deportivo con carácter.
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Esta sección ha relatado varios ejemplos de vehículos que han pasado por varias generaciones en una familia. Hago otro acercamiento a este tema y comenzaré a compartir con los lectores mi propia experiencia, al comenzar la renovación del pequeño Simca Aronde 1959 -propiedad de mi padre por más de cincuenta años- en el cual salí del Hospital materno en brazos de mi madre (en época antediluviana), y que tal vez cargue conmigo hasta el final de mis días.
Existía para el año 1948 un mercado ávido de renovar sus vehículos y ello aseguraba un buen nivel de ventas. Sin embargo, las limitaciones propias de una industria que debía reconvertirse luego del esfuerzo bélico de la IIGM y el diseño se convertiría en un aspecto vital para marcar la diferencia.
Con todas las peripecias que hemos tenido en los últimos años en la propiedad de las marcas de automóviles, donde nombres clásicos como Volvo han terminado bajo el control de Geely, es apenas una curiosidad el hecho de que nada menos que Daimler, allá por los años sesenta, estuviera en manos de Jaguar. De este singular hecho se recuerdan modelos como este Daimler Sovereing.
Los campesinos muchas veces repiten en sus tonadas tradicionales, matizadas por el sabroso humor criollo, el conocido dilema: ¿Quién llegó primero, la gallina o el huevo? La historia del automóvil también cuenta con momentos similares, les cuento.
Soy de aquellos que padecen por la suerte que el ritmo frenético del mundo del siglo XXI ha puesto en nuestras vidas. Apenas hemos tenido tiempo de percibir que marcas como Pontiac son pura historia y otras sobreviven en un limbo mediocre que, muy probablemente, no merecen. Ese es el caso de Lancia, la otrora brillante marca del automovilismo italiano. Veamos una de sus creaciones del año 1933.
De estilo conservador, sin grandes rupturas de estilo con su tiempo, Packard fue una de las marcas pioneras del automovilismo norteamericano. Marcó una importante diferencia gracias a su excelente estilo e imagen. El Custom Eight 640 cc es uno de esas bellas obras que enriquecen la historia del automóvil.
La generación DB, en Aston Martin, lleva esa nomenclatura por David Brown. Él aplicó en Aston Martin su amplia visión del mundo, y produjo una casta de vehículos deportivos que mezclaban la sobriedad germana, la fantasía italiana, la finura británica y la vulgar practicidad americana.
