Vespa, que en italiano quiere decir avispa, nació hace 76 años y su imagen perdura. Es la sccoter italiana más famosa de todos los tiempos, inmortal.
En aquel año de 1946, con una Europa destruida por la II Guerra Mundial, el transporte era una pesadilla. Italia, con su economía muy afectada y las vías en penoso estado, buscaba alguna solución. Y fue Piaggio quien se la ofreció. La compañía italiana fundada por Rinaldo Piaggio en 1884, que en sus inicios fabricó locomotoras y vagones de ferrocarril.
Durante la primera y segunda guerras mundiales, en Piaggio se dedicaron a fabricar aviones de combate, pero tras la última contienda bélica, Enrico Piaggio, el hijo del fundador que estaba al frente de la compañía, decidió abandonar el sector aeronáutico y emplear todos sus esfuerzos en algún medio de transporte útil y barato para el pueblo.
Con el concurso del ingeniero aeronáutico Corradino D´Ascanio, designado por Enrico Piaggio para “hacer la tarea” de diseñar y construir un vehículo motorizado simple y, al mismo tiempo, bien robusto, pero sobre todo muy económico, que fuera capaz de ser adquirido por el ciudadano común con el producto de su trabajo.
El vehículo debía ser fácil de conducir, tanto para los hombres como para las mujeres, tenía que tener la capacidad para llevar un pasajero (además del conductor) y lograr que, al ser usado, no se ensuciara la ropa de quien la conducía ni de su acompañante. Así fue como nació la Vespa,el 23 de abril de 1946.
La motoleggera utilitaria Vespa se presentó, ese día, en el Club de Golf de la entonces todavía ocupada ciudad de Roma, con la presencia del general Stone, representante del Gobierno Militar Aliado. Fue un acontecimiento: la curiosidad y los deseos de probarla, fueron equivalentes al escepticismo de los motoristas locales ante el “extraño” vehículo.
Era “unisex”, o sea: servía lo mismo para hombres que para mujeres, para jóvenes y viejos, para todos. No se conducía “a horcajadas”, sino sentado, con las piernas unidas, ideal para las féminas ataviada con vestidos amplio o estrecho. Imagine los esfuerzos de Corradino, cuya especialidad era la aerodinámica, para “hacer la tarea” de diseñar la Vespa.
Sin embargo, sorprendió e implantó un modelo que hoy todavía nadie se atreve a cambiar, como el de la rueda trasera que se ocupa de la tracción y se convierte en una sola pieza con el grupo motor impulsor, lo cual era algo único en esos tiempos. Y la suspensión del tipo del tren de aterrizaje de aeronaves, lo que facilita el recambio de la llanta.
A Corradino, que (dicen) ni siquiera le gustaban las motocicletas, “hizo la tarea” manejando nuevos avances tecnológicos de postguerra y realizó un diseño vanguardista, sumamente original. Creó un vehículo con el chasis auto-portante y manillar de cambio de velocidades en el timón (girando la manivela).
El chasis era de una sola pieza, de láminas de aceroprensadas. Panderos que cubrían las piernas del conductor para protegerlas de la lluvia y el barro formaban la carrocería. El motor estaba cubierto completamente por un encapuchado de acero. Con la Vespa, Piaggio revolucionó toda la industria de dos ruedas y produjo un modelo en el cual, prácticamente todos los demás scooter, se han basado desde entonces.
Cuenta la leyenda que, cuando Enrico Piaggio la vio, exclamó: “Bello, mi sembra una vespa” (“bonita, me recuerda una avispa”, en italiano). Y es que la forma del vehículo, con la parte trasera más gruesa, conectada a la parte frontal por una cintura delgada, y el manillar que parecían antenas, era la figura de una avispa.
Aquel 23 de abril de 1946, Enrico Piaggio y Corradino D´Ascanio (“padres” de la Vespa), la presentaron al público en el Club de Golf de Roma. Fueron las primeras 15 unidades de la que sería una exitosa scooter. Y una década después, había más de un millón de scooter Vespa rodando. Había llegado para quedarse.
