La empresa TranStar Racing pretende, con el Dagger GT, pulverizar todos los récords existentes en el mundo del motor: más potencia, velocidad y aceleración. Su nuevo bólido, que será homologado para calle, tendrá un precio de 450 000 dólares, por lo que será mucho más barato que el Veyron de Bugatti que pasa el millón. Así, si en sus planes estaba comprarse un Veyron Super Sport, no se apure.

Seguramente pocos lo habrán imaginado, pero al final no solo resulta que conducir con varios whiskies de más no es para nada descabellado, sino que encima puede ser ecológico. O al menos así lo han demostrado un grupo de investigadores de la universidad escocesa de Napier, en Edimburgo, que consiguió producir un nuevo biocombustible para automóviles basado en los deshechos de la fabricación de esa bebida.

En 1922 nacía en España una nueva industria de automoción. Se trataba de Izaro Motors, una compañía encargada de fabricar coches por encargo de forma artesanal.

Fernando Alonso ya no tendrá excusas para no medirse a Valentino Rossi. El nueve veces campeón del mundo de motos tendrá su ansiado duelo con el bicampeón español de Fórmula 1.

Capitalismo de Estado lo llaman. El sector automovilístico chino está dominado por inmensos grupos industriales con fuerte intervención estatal.

Julio Verne sabía que algún día se daría la vuelta al mundo en 80 días, lo que no se imaginaba es que esta vuelta al mundo iba a resultar ser una competición entre cuatro países a bordo de sendos medios de transporte eléctricos que emiten cero emisiones de CO2 a la atmósfera. Esta competición llamada, Zero Emissions Race, era un sueño del profesor suizo, Louis Palmer, que en 2009 tras dar la vuelta al mundo en año y medio a bordo de un taxi solar creado por él mismo, decidió crear una carrera para coches y motos que empleasen energía eléctrica para funcionar.

Lo que parecía, a principios de temporada, después del cambio de motores en Bahréin y la rotura de Alonso en Malasia, no es.