Henry Ford: 150 años del hombre que movilizó al pueblo

Creado: Mar, 30/07/2013 - 16:28
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Henry Ford: 150 años del hombre que movilizó al pueblo

Henry Ford dejó escrito para la posteridad: "Las empresas no están para obtener los máximos beneficios, sino para mejorar la vida de las personas". Esta no es sino una de las muchas palabras sabias de un hombre, que pertenecía a los más ricos del mundo, y sin embargo vivió modestamente. Desde la motorización de las masas hasta la globalización, Henry Ford fue un visionario que se anticipó a su tiempo y estableció unas tendencias que aún siguen marcando la industria del automóvil. El fundador de la marca automovilística que lleva su apellido, nació tal y día como hoy hace 150 años.

El 30 de julio de 1863 nacía en la granja que los padres poseían en Michigan (Estados Unidos) Henry Ford. Desde muy temprana edad se interesó por la mecánica. Con 15 años ya había fabricado su primer motor de combustión, con 16 se mudó a Detroit para convertirse en mecánico. En 1891 fue contratado como ingeniero en la empresa Edison Illuminating. Allí Henry Ford trabajó con el inventor Thomas Alva Edison una buena amistad que duraría toda la vida.
 
En 1899, tras construir su primer automóvil, Henry Ford fundó la Detroit Automobile Company, que, tras declararse insolvente se convertiría en 1903 en la Ford Motor Company. Cinco años después lanzó al mercado el Ford T, modelo que durante décadas fue el coche del que más unidades se fabricaron del mundo. En este sentido, lo que llevaría a que el sencillo pero sólido Ford T se convirtiera en la máquina que transformaría el mundo actual fue la introducción en 1913 de la cadena de montaje. Antes de este hito, los coches se fabricaban en talleres, uno por uno de forma artesanal. Henry Ford dividió el proceso de montaje en muchos pequeños pasos, el mismo método que había visto en los mataderos de vacuno en Chicago. En 1927 salieron de la cadena de montaje 15 millones de Ford T, una plusmarca que no lograría superar nadie hasta el Volkswagen Beetle, 45 años después.

De lo racionalizado que estaba el ensamblaje del Ford T da buena muestra el color de este coche, que solo estaba disponible en negro, pues era el color que antes se secaba. Cabe destacar que Henry Ford no solo redujo el tiempo de ensamblaje de un coche, sino también pasó a la posteridad por otros grandes hitos como, por ejemplo, establecer la jornada de trabajo de 8 horas y pagar un sueldo a sus trabajadores que ya en 1918 les permitía adquirir un Ford T, algo impensable en países como España hasta los años 60. Además, con la apertura de fábricas en el extranjero, primero en Gran Bretaña luego en Alemania en 1925, Henry Ford ya pensaba en la globalización en una época en la que ni siquiera existía esa palabra.
 
En cualquier caso, Henry Ford, que en 1919 cedió la dirección de la empresa a su hijo Edsel, también cometió errores. En su empeño en capitalizar lo máximo el proceso de ensamblaje‚ Ford llegó a fabricar incluso acero y vidrio‚ y plantaciones de caucho en Sudamérica, lo cual se demostraría posteriormente como un gran error. Por otro lado, la larga permanencia en el mercado del Ford T, que no sería reemplazado por el Ford A hasta 1927, permitió que General Motors superara a la marca del óvalo y se convirtiera en el mayor fabricante de automóviles del mundo.
 
Otros capítulos oscuros de la vida de Henry Ford se refieren a su relación con el Nacionalsocialismo, según he conocido hoy a través del portal alemán Automobilwoche: Adolf Hitler admiraba al industrial norteamericano y lo distinguió con la Orden del Águila Alemana, la máxima distinción del III Reich.
 
Por otro lado, los altos estándares sociales que implantó Henry Ford, y que obligó a GM y Chrysler a asumirlos igualmente, fue el embrión de la decadencia de la industria automovilística norteamericana, pues estas empresas prometieron a sus empleados seguro médico gratuito y pensiones. Sobre todo los altos costes sanitarios, que la competencia de Japón y Corea no paga a sus trabajadores, llevaron a GM y Chrysler al borde de la insolvencia en 2009. Ford Motor Company pudo salvarse de correr la misma suerte gracias a la venta de sus marcas europeas (Aston Martin, Jaguar, Land Rover y Volvo, que conformaban la división Premier Automotive Group), propiciada por el actual CEO de la compañía, Alan Mullaly, quien, entre otras muchas medidas, modernizó los procesos de trabajo y globalizó las operaciones de la marca, con lo que la marca del óvalo consiguió salir de la crisis sin los préstamos del Gobierno de EEUU. Hay que destacar que Mulally es un gran admirador del legado de Henry Ford, y se inspiró en sus revolucionarios logros para conseguir salvar este icono estadounidense.

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