La pasada navidad, de coronavirus, el taxista Nicolás Walteros y su perro Coronel, se hicieron famosos por su alegre servicio a pasajeros en Bogotá.
Ya les he contado de perros callejeros que son adoptados por empresas de transporte, como los de buses Vale (La Bigotes, El Cholo, La Chola…), en la ciudad de Santiago de Chile; o el de la agencia Hyundai (Tucson) en Serra, Espíritu Santo, Brasil; pues ahora les traigo a Coronel, el perro taxista de la ciudad de Bogotá, Colombia.
La pasada navidad de 2020, en Santafé de Bogotá, la capital de Colombia, el taxista Nicolás Walteros y su perro Coronel llevaron a los pasajeros por la ciudad, de unos 9 millones de habitantes, vestidos de Santa Claus, con sus gorros verdes, lentes de sol y una esponjosa barba. ¿Cuál es el fin de este disfraz? Preguntaron al taxista Walteros.
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“Lo que estamos haciendo es mostrar una navidad de esperanza, donde no solamente importa lo material sino también lo que hay en el corazón de las personas”, respondió Walteros, un taxista de 52 años, al tiempo que recorría, con su perro en el auto, la congestionada ciudad. Y para llamar aún más la atención, decoró el taxi con ramas de pino.
Ángela pidió un servicio de taxi por medio de una aplicación móvil. El auto llega a la esquina de su casa. Ella ingresa, lleva su tapabocas negro y, en la mano izquierda dos bolsos. Con la mirada distraída, emprende el diálogo de rutina con el chofer: un cordial buenos días y, luego, la dirección de su destino. Parece un viaje común. Sin embargo, en cuestión de segundos, se percata de que no es así. En el puesto del copiloto hay un tripulante más. No es uno cualquiera. Y Ángela lo detalla así: “va sentado en silencio sobre un cojín blanco, con la mirada seria hacia la ventana y disfrazado de Papá Noel. No es ser un humano, ya que tiene mucho pelo, la nariz negra, húmeda y cuatro patas”.
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¡Es un perro! Un perro con vestuario navideño. Tal parece una de aquellas escenas sacada de un cuento o de una película de Walt Disney, pero pasó en realidad en las calles del Bogotá navideño de 2020. "Este año ha sido un año atípico y subirse a un taxi con un perrito vestido como Santa Claus, es divertido y nos enseña que los animalitos son también parte de nuestra familia y, además, parte de la sociedad", comentó en Facebook el pasajero César Reina, tras viajar feliz con Walteros y Coronel.
Nicolás Walteros tiene 52 años. Vive con su madre en la localidad de Suba, Bogotá. Durante su vida ha tenido diversos trabajos. Antes de chofer, fue mensajero en una empresa, luego auxiliar de mecánico y, finalmente, hace ya 15 años es taxista. Su jornada laboral comienza a las 4 de la mañana, no se va solo, desde hace tres años lo acompaña Coronel.
La historia de Coronel con Walteros comenzó allá por 2014, cuando este taxista se encontró un cachorrito abandonado en plena calle bogotana. El sentimiento protector de Walteros abrazó al perrito indefenso, lo llevó a su casa y no solo le dio de comer (que mucha falta le hacía) sino además le brindó el cariño y la amistad que suelen dar los buenos amigos.
Creció el cachorro y se convirtió en Coronel que, vestido de policía, viaja de copiloto en el taxi “para poner orden ante cualquier eventualidad”. Y en la pasada navidad, se vistió de Santa Claus, igual que su mentor. Así fue como Walteros y Coronel “regalaron esperanza” en esta navidad plagada del maligno coronavirus.
