Paseo del Prado, la más grandiosa avenida habanera

Creado: Dom, 01/04/2018 - 15:39
Autor: Leonel Nodal
Paseo del Prado

Sin dudas la vía capitalina más grandiosa de Cuba, eje vital entre el pasado colonial de la ciudad de La Habana y su nueva era republicana, el Paseo del Prado es reconocido como uno de los más hermosos del Caribe y América Latina.

Su nombre oficial es Paseo de Martí, desde 1904,  cuando se inauguró el busto del Apóstol de la Independencia de Cuba que preside el Parque Central, pero los habaneros siguieron  llamándolo Paseo del Prado.

Sin dudas, una sutil nota de orgullo cubano se esconde detrás de esa preferencia que subraya el  parecido –o la competencia en belleza y esplendor– con el paseo madrileño, que corre entre la fuente de Cibeles y la estación ferroviaria de Atocha, en la capital española.

Paseo del Prado

La orden de construcción de una vía que corriera a lo largo de la muralla que protegía la ciudad, en 1772, partió del Marqués de la Torre, Capitán General de la Isla. Su parte central era de tierra y lucía frondosos árboles a ambos lados del paseo, por donde circulaban numerosos carruajes tirados por caballos.

El primer nombre que recibió fue el de Alameda de Extramuros o de Isabel II, en homenaje a la monarca reinante en España en la época.
El Prado actual, con su senda central de terrazo, sus bancos de piedra y mármol, farolas, copas y ménsulas, y sus laureles, quedó inaugurado el 10 de octubre de 1928, siguiendo un proyecto del arquitecto paisajista francés Jean-Claude Nicolas Forestier.

Está dividido en cuatro secciones fundamentales bien delimitadas que avanzan de norte a sur, desde el litoral bordeado por el Malecón: el Paseo, el Parque Central, la Explanada del Capitolio y la Plaza o Parque de la Fraternidad.

Parque Central, una de las secciones del Paseo del Prado
Parque Central

Entre 1928 y 1929 se decidió su imagen definitiva que ha llegado al presente, se construyeron bancos de piedra con respaldo y base de mármol, se colocaron elementos ornamentales como copas a lo largo del paseo, se instalaron las farolas artísticas de hierro y los ocho leones de bronce que lo custodian.

El Paseo del Prado está escoltado por verdaderas joyas arquitectónicas, palacios residenciales de inicios del siglo XX, instalaciones sociales entre las se destacan el Centro de Dependientes que mantiene todo su esplendor en la esquina de Prado y Trocadero, asociaciones como el Centro Asturiano, el Centro Gallego y la Asociación de Veteranos, teatros como el fastuoso antiguo Tacón, hoy Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso, el cine Fausto (donde los habaneros vieron películas habladas por primera vez) y el Payret.

Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso, Paseo del Prado
Gran Teatro de La Habana

El colegio de José María de Mendive, al que asistió José Martí en su infancia, quedaba en la esquina de Ánimas y en la actualidad está en proceso de restauración para albergar nuevamente un centro educativo.
La recuperación con todo su esplendor de los hoteles Telégrafo, Parque Central, Plaza, Inglaterra; la reconversión del edificio Manzana de Gómez en un hotel de cinco estrellas plus administrado por la cadena suiza Kempinsky, así como la restauración del legendario Teatro Martí, a pocos pasos del Hotel Saratoga, otra joya hotelera; la recuperación de hoteles el Packard y la edificación de otros de gran estilo, dan al Paseo del Prado su original lugar como principal atracción turística de la capital.
En tanto, la cuidadosa restauración del Capitolio y su habilitación como sede de la Asamblea Nacional (parlamento) le devuelven su sitio como centro de la vida política nacional.

Su final, contrario al mar, está marcado por la que se convirtió por muchos años en el símbolo más popular de La Habana del siglo XIX: la Fuente de la India o de la Noble Habana. El conjunto escultórico de estilo clásico representa la imagen de la India Habana en cuyo honor fue nombrada la ciudad.

En Prado y Neptuno nació el ritmo del cha-cha-chá a finales de la  década de 1950. Medio siglo después resplandecientes autos de aquella época, en particular los relucientes descapotables “Made in USA” dan un toque único a una ciudad que se renueva sin perder su originalidad, ni la visión de un promisorio futuro.

Sobre el autor

Corresponsal y periodista de Prensa Latina.