No es broma si les decimos que hemos conducido el coche de 2030. Para esa fecha, el 80% de la población mundial vivirá en ciudades abarrotadas y obteniendo del petróleo el 96% de la energía del transporte (con el ritmo de crecimiento de las necesidades actuales en 2030 necesitaríamos ¡6 Arabias Saudíes! produciendo petróleo), es obligado un cambio radical. Necesitaremos un coche pequeño (fácil de aparcar y poco pesado para ahorrar consumo), muy ágil (la falta de espacio será un problema), muy conectado a todas las posibilidades que nos ofrecen las telecomunicaciones (como la conducción semi-autónoma) y por supuesto, eléctrico. Todo lo que viene a ser el EN-V desarrollado por GM.
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Volvo lleva tiempo desarrollando una tecnología que se basará en la pila de combustible, para aumentar el rango de la próxima generación de sus coches eléctricos.

El Control de Estabilidad es un programa que se preocupa de mantener estable el vehículo.

Google Street View recibe quejas, críticas y hasta la apertura de procedimientos legales y sancionatorios en cuatro países europeos.

Puede que, en efecto, esto de la revolución tecnológica en el sector del automóvil no sea cosa de un día ni de dos, pero ya ven. Primero Google nos sorprende con su apuesta por coches que se conducen solos y ahora Microsoft abre otra ventana al anunciar su nuevo Windows Embedded Automotive 7.

Si todos los autos contaran con este dispositivo, se evitaría el 10% de los siniestros viales.

Cuando pensamos en los automóviles del futuro, nuestra imaginación divaga felizmente con la idea de un coche volador, Google parece tener una idea más realista del futuro. El gigante de Mountain View, anunció el pasado sábado un proyecto que venía desarrollándose hace muchos años, el cual tiene como objetivo que los autos conduzcan solos. Las pruebas ya comenzaron, hasta el momento con vehículos como el Toyota Prius y el Audi TT, los que circulan por carreteras de California y ya han alcanzado los 225 mil kilómetros recorridos.

El grupo Daimler no le ha puesto pegas jamás al gasto en investigación e innovación.